Gracias a los avances de la Web 3.0, como la blockchain y la tecnología financiera, la región podría desbloquear su verdadero potencial con innovaciones para las diferentes necesidades.
Desde la llegada de la web en los años 90 se comenzó a hablar del concepto de internet y de todo lo que esto podría traer para beneficio de la sociedad. Sin embargo, en aquella época el control de los datos era casi nulo, y por eso a medida que navegamos en una demanda de digitalización comenzaron a surgir nuevos actores como la Web 3.0, que ya comienza a ver su impacto en América Latina.
El concepto de Web3.0 llegó justo en el momento en que los usuarios pueden acceder a sus contenidos, generando mayores posibilidades a la hora de trabajar con la data. De hecho, según un informe de Horowitz, se espera que para el 2031 más de 1,000 millones de personas utilicen plataformas basadas en Web 3.0.
En la práctica, esta tercera generación de servicios de internet también hace referencia a tecnologías basadas en DeFi (finanzas descentralizadas). De hecho, en el año 2021 se invirtieron cerca de $33,000 millones de dólares de capital de riesgo en startups de blockchain (cadena de bloques) y DeFi, esto deja ver la importancia que está teniendo este tipo de tecnologías para el futuro de una industria que apenas está llegando.
El papel de América Latina en la implementación de la Web 3.0 es crucial para el desarrollo económico de la región, y en varios países se comienza a ver su uso. Con una región que alberga gran talento tecnológico, y una cultura de startups realmente innovadoras, la región está posicionada en un lugar privilegiado para la tercera generación de internet.
En los mercados emergentes de la región, la falta de confianza en las instituciones financieras y políticas ha obstaculizado durante mucho tiempo la inclusión financiera, la participación política y la ambición empresarial. Para América Latina, tecnologías como el blockchain podrían contribuir hacia la construcción de la confianza en la banca, la seguridad de los ahorros y la propiedad personal.
Pioneros en la adopción de la Web 3.0
Brasil es el país pionero de la región en la implementación de estrategias basadas en la tercera generación de internet, esto con la ayuda de la incorporación de monedas digitales para llevar a cabo una solución que permite pagos instantáneos. La moneda PIX fue creada por el Banco Central de Brasil durante la pandemia, y hasta ahora ha sido todo un éxito.
Por otro lado, en México existe un sistema creado por el Banco de México llamado el SPEI. Se trata de una herramienta que permite la liquidación de pagos de grandes sumas de dinero, y las empresas basadas en Web 3.0 pueden hacer uso de esta herramienta para colaborar con los bancos.
En Colombia, el gobierno está buscando este tipo de tecnologías para mejorar la seguridad y prevenir el fraude. Con este fin, el Banco Central Colombiano se reunió con la empresa de software blockchain R3 en 2017, dejando ver su interés en el uso de tecnologías de cadena de bloques para promover la transparencia política. Algunos han sugerido que Colombia podría usar la tecnología blockchain para ayudar a autenticar la votación electrónica.
Potencial del blockchain para la región
El entusiasmo de muchos de los primeros usuarios en toda América Latina puede ser atribuible al hecho de que la región podría ganar muchos beneficios de la cadena de bloques. La tecnología blockchain es, por naturaleza, especialmente capaz de impactar el sector privado y público de América Latina.
En primer lugar, las monedas locales que por lo general han sido inestables en toda la región han obligado a los ciudadanos a buscar formas de proteger sus ahorros. Para la clase trabajadora, las criptomonedas parecen ofrecer una alternativa a las monedas nacionales y una salvaguardia contra la inflación.
En Argentina, que se enfrenta a su propia crisis de inflación, la capital de Buenos Aires se encuentra entre las 10 mejores ciudades con la mayor presencia de bitcoin.
Al mismo tiempo, alrededor del 70% de la población de la región sigue sin bancarizar, lo que significa que carecen de acceso a servicios financieros básicos como pagos digitales, transferencias de dinero, préstamos al consumidor e inversión individual.
Las soluciones de tecnología financiera basadas en blockchain podrían ofrecer alternativas financieras a este segmento no bancario.
Las monedas digitales marcan el camino
La pasarela de monedas digitales en Brasil como Bitcoin to You y Foxbit gestionan una gran parte de los intercambios para los aproximadamente 1,4 millones de usuarios del país, mientras que la propuesta mexicana Bitso cuenta con 500,000 usuarios en un país donde 80 millones carecen de acceso a los servicios bancarios.
El Salvador también se encuentra entre los países pioneros en la adopción de monedas digitales como un método de pago legal. El bitcoin es utilizado para realizar cualquier tipo de transacciones en dicho país.
Por otro lado, en Colombia el sector privado también está liderando el camino con una adopción innovadora. Startups como Portal Finance están diseñando herramientas basadas en la cadena de bloques para ayudar a las empresas a aprovechar los datos de las facturas electrónicas.
Bancolombia, el segundo banco más grande de Colombia, ha estado probando plataformas y protocolos de código abierto basados en blockchain desde 2015.
Gran parte de sus esfuerzos se han centrado en trabajar con empresarios locales del ecosistema tecnológico de Colombia, fomentar la exploración de la cadena de bloques e investigar la viabilidad de una serie de casos de uso diferentes.
Finalmente, son varios los países de América Latina que están demostrando ser pioneros en el mundo del blockchain y la Web 3.0. Si bien muchas de las economías siguen siendo algo cautelosas con las tecnologías de la cadena de bloques, el entusiasmo de estas economías latinas se deriva de las posibilidades que tienen este tipo de tecnología; desde una cobertura contra la inflación y la transparencia política hasta una inclusión financiera y más amplia.
El blockchain y la tecnología financiera pueden ser la clave para desbloquear el verdadero potencial de la región.