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El deporte que ayuda a controlar la hipertensión, la diabetes, el tabaquismo y el estrés

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Practicar de forma rutinaria algún tipo de ejercicio es siempre una buena idea. En este caso, el deporte del que hablamos es uno de los más completos, que te ayudará a relajarte y también a combatir un buen número de enfermedades.

La prevención cardiovascular, en un país como España en el que no existe ninguna cultura de la prevención en materia de salud, es clave para intentar revertir las contundentes cifras que sitúan a las enfermedades relacionadas con el corazón en el primer puesto de la mortalidad. Como explica la jefa de Cardiología de HM Hospitales, y fundadora de Atria Clinic, la doctora Leticia Fernández-Frierala mortalidad en nuestro país por enfermedades cardiovasculares supera el 35% del total de fallecimientos, cuando por ejemplo el cáncer de mama se sitúa en el 3%, para hacernos una idea. 

¿Qué significa esto? Sencillamente, que urge ponerle freno a unas cifras que podrían descender significativamente si, de la misma manera que vamos a hacernos una revisión rutinaria para detectar posibles células tumorales, lo hiciéramos con todo lo que tiene que ver con la salud de nuestro corazón, «que es el motor de todo el organismo», como señala la doctora, creadora del movimiento ‘Corazón de Mujer’. La solución pasa por «la incorporación de hábitos de vida saludables, como lo es practicar yoga, el deporte que mantiene a raya el estrés y todas las consecuencias negativas que este provoca».

La prevención cardiovascular, en un país como España en el que no existe ninguna cultura de la prevención en materia de salud, es clave para intentar revertir las contundentes cifras que sitúan a las enfermedades relacionadas con el corazón en el primer puesto de la mortalidad. Como explica la jefa de Cardiología de HM Hospitales, y fundadora de Atria Clinic, la doctora Leticia Fernández-Frierala mortalidad en nuestro país por enfermedades cardiovasculares supera el 35% del total de fallecimientos, cuando por ejemplo el cáncer de mama se sitúa en el 3%, para hacernos una idea. 

¿Qué significa esto? Sencillamente, que urge ponerle freno a unas cifras que podrían descender significativamente si, de la misma manera que vamos a hacernos una revisión rutinaria para detectar posibles células tumorales, lo hiciéramos con todo lo que tiene que ver con la salud de nuestro corazón, «que es el motor de todo el organismo», como señala la doctora, creadora del movimiento ‘Corazón de Mujer’. La solución pasa por «la incorporación de hábitos de vida saludables, como lo es practicar yoga, el deporte que mantiene a raya el estrés y todas las consecuencias negativas que este provoca».

El yoga, un arma eficaz contra las enfermedades cardiovasculares

El yoga es un deporte apto para todos los públicos y condiciones físicas, que ha demostrado su eficacia para controlar factores de riesgo cardiovascular como son la hipertensión, la diabetes tipo 2, la obesidad, el perfil lipídico, el estrés psicosocial y el tabaquismo. «Hay muchos estudios científicos publicados en los últimos años que demuestran de manera sólida que el yoga reduce las cifras de tensión arterial elevadas, así como que evita que aparezca la temida resistencia a la insulina (estadio previo a la diabetes), ayuda a controlar el peso, a abandonar el hábito tabáquico y a controlar el estrés del día a día», explica la doctora Friera.

Además, mucho más allá de la simplificación popular que habla de que el yoga relaja, «el hábito de practicarlo de manera rutinaria está vinculado a grandes beneficios contra la insuficiencia cardíaca, cuando ya existe un problema avanzado del corazón, y también en lo que respecta a la rehabilitación cardiaca», cuenta la cardióloga.

Además, la doctora Friera añade que «esta práctica tiene demostrada la reducción de las placas de colesterol en las arterias, como se ha publicado en infinidad de revistas científicas extranjeras. En Estados Unidos, en la universidad de Harvard, están llevando a cabo un estudio liderado por mi mentora, la doctora Malissa Wood, que apunta la relación entre las técnicas de mindfulness y el retraso en la aparición de los problemas arteriales que afectan al corazón».

Y es que el yoga facilita la oxigenación de las células, haciendo que la sangre circule de una manera más natural hasta nuestro corazón y el resto de órganos vitales. Con el paso de los años, las arterias se vuelven más rígidas, pierden elasticidad, y el yoga contribuye a que recuperen su flexibilidad. «Está demostrado: si nos medimos la tensión arterial antes y después de una sesión de yoga, los valores habrán bajado significativamente».

¿Cuánto tiempo debo hacer ejercicio para fortalecer mi corazón?

Como explica la cardióloga Leticia Fernández a este diario, «la Organización Mundial de la Salud recomienda practicar deporte, durante 150 minutos a la semana. Eso sí, debe tratarse de un ejercicio de actividad moderada/vigorosa, que sintamos que nuestro corazón tiene un impacto. No basta con caminar tranquilos». 

Con el yoga, nuestro sistema muscular reacciona, por eso es tan recomendable; por eso, y porque se trata de un ejercicio controlado. El yoga también está especialmente indicado en las mujeres en la menopausia, puesto que ayuda a mantener una buena masa ósea y evitar la fragilidad inherente a esta etapa. Mercedes de la Rosa, profesora de vinyasa, añade: “El yoga es una práctica física y mental que ayuda a bajar los niveles de estrés y ansiedad, así como todos sus síntomas. A través de una práctica continuada, podemos balancear desequilibrios en el organismo y mejorar nuestra salud física y mental”.

Cambia el chip: apúntate a la prevención

‘Corazón de mujer’ es un movimiento que nace para dar visibilidad a la necesidad de la prevención de la primera causa de muerte en España, tanto en mujeres como en hombres. En palabras de la experta, «nuestros compañeros de cáncer de mama lo han hecho fenomenal, con cribados, campañas, difusión de información… sin embargo, tradicionalmente, siempre se ha asociado el infarto a los hombres, y se ha dejado pasar». 

«Eso, ahora, ha cambiado radicalmente, porque las mujeres hemos modificado nuestros hábitos de vida, fumamos igual que ellos… nos igualamos al hombre en lo bueno pero también en lo malo. Mientras que en la mujer son enfermedades (las cardiovasculares) que van aumentando su prevalencia, en los hombres tienden a estabilizarse», añade.

Los ciudadanos en general, y las mujeres en particular, no son conscientes de la importancia de prevenir este tipo de enfermedades mortales.

«Los especialistas, con unas sencillas pruebas por imagen, podemos saber si el corazón está bien. Lo primero que hacemos en consulta es valorar el riesgo cardiovascular del paciente, personalizando siempre las pruebas porque cada caso es diferente. Ese riesgo se mide a través de la tensión, el colesterol, el azúcar en sangre, el estilo de vida, las analíticas y los antecedentes familiares. Con un electrocardiograma y alguna prueba por imagen más, podemos ver si hay placas de colesterol, y tratar el riesgo real de enfermedad cardiovascular a tiempo», explica la doctora.

Aparte del diagnóstico, «practicar ejercicio y mantener una dieta saludable a base de frutas y verduras, sin precocinados, con poca sal, con aceite de oliva… es fundamental. Una vez que entramos en el círculo de cuidarnos ya no nos queremos salir de ahí, porque encontrarse (y saber) que estás bien, engancha».

La menopausia, etapa de riesgo cardiovascular

Las mujeres en edad menopáusica multiplican los riesgos de enfermedad cardiovascular, por lo que se hace imprescindible la prevención para que todo vaya bien. «La menopausia es una etapa delicada porque las hormonas que antes nos protegían, como son los estrógenos, han desaparecido. Igual que vamos al dentista o a hacernos una mamografía, debemos vigilar la salud del corazón. No hay que ir al médico cuando estamos mal, sino cuando estamos bien, para mantenernos así y no entrar en procesos irreversibles. Se trata de cambiar el concepto».

Con el objetivo de asentar esta idea de la necesidad de prevenir, hay un dato especialmente significativo: «la mortalidad tras un infarto, en la mujer, es un 20% superior que en el hombre«. ¿Y por qué sucede esto? Como cuenta la doctora, «porque la mujer lo deja pasar y acude más tarde a la consulta del médico. No identifica los síntomas, que suelen ser diferentes (más allá del dolor en el pecho que se irradia al brazo izquierdo) y prioriza otras cosas. Por eso, cuando llega al hospital se ha producido un daño mayor. En las mujeres existe mayor prevalencia, dentro de las enfermedades cardiovasculares, de las isquemias, las que tienen que ver con el ictus, infarto en las arterias que van al cerebro«.

¿Qué síntomas me avisan de un infarto?

A pesar de que existen los infartos fulminantes por los que poco hay que hacer, en general, se trata de una enfermedad que avisa previamente con lo que se denomina ‘angina de pecho’, cuando todavía la arteria no se ha colapsado del todo y aún deja pasar algo de riego sanguíneo.

Los síntomas que pueden avisarnos pasan por «dolor mandibular en algunos casos, retroauricular. También debemos prestar atención a un dolor atípico de espalda, o en la boca del estómago. A veces puede confundirse un infarto con una dolencia gástrica o con un episodio de ansiedad. Y en ningún caso se trata de alarmar, sino de consultar para que sea el médico quien establezca el origen de las molestias», continúa la cardióloga. Hay veces que el bloqueo es brusco y no avisa; «pero en más del 80% de los casos sí avisa y conviene escuchar».

Para finalizar, un dato importante que debemos conocer es que los síntomas del infarto se manifiestan siempre (o casi) en movimiento, durante el ejercicio, y no en reposo. Sucede de forma abrupta en el ejercicio porque es en esos momentos cuando el corazón precisa de una mayor cantidad de sangre, y si hay oclusión se detecta más rápidamente, se colapsa».

Artículo tomado de 20minutos, lea el original aquí.

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