Cómo identificar el ‘cyberstalking’: Así puede dañar la salud mental de las víctimas esta práctica en redes sociales
Las redes sociales, un fenómeno con una enorme penetración social en países como España, han transformado de manera radical el modo en el que las personas nos relacionamos o incluso cuestiones como la exposición y el cuidado de nuestra propia intimidad.
Sin que esto sea necesariamente algo negativo, sí que es cierto que el medio digital abre nuevas vías por las que pueden tener lugar ciertos comportamientos dañinos para las personas. En algunos casos, los científicos (o incluso las autoridades legales) apenas están comenzando a comprender las características y el alcance de esta clase de fenómenos. Un ejemplo claro es el cyberstalking, una forma de acoso con rasgos únicos que tiene lugar principalmente a través de las redes sociales.
¿Qué es el cyberstalking?
El término cyberstalking es en realidad un anglicismo de cuño relativamente reciente, compuesto a su vez por el prefijo cyber- (relativo a los ordenadores o a sus redes) y la raíz stalking (literalmente, acoso). Por tanto, el cyberstalking puede definirse como «el acoso de un individuo empleando herramientas de comunicación móviles u online, provocándole ansiedad y miedo», según explica el portal de la Universidad de Oxford Oxford Reference.
A pesar de no ser un fenómeno con mucha trayectoria, al estar fundamentalmente ligado a la adopción de ordenadores y móviles en las sociedades occidentales en las últimas décadas, lo cierto es que sí que se trata de una práctica bastante estudiada en la literatura científica. Ello ha permitido, como ya explicaba un artículo publicado en 2014 en la revista científica Cyberpsychology, Behavior and Social Networking, identificar algunas características frecuentes: por ejemplo, que se da más habitualmente en el contexto de exparejas sentimentales (como publicó en 2014 el medio especializado Psychology, Crime & Law), que la mayoría de las veces las víctimas son mujeres y que la mayoría de los perpetradores son hombres.
Así, el cyberstalking incluye conductas como el fraude de identidad, las amenazas de violencia, intentos indeseados de contacto o avances sexuales no deseados. Esta clase de agresiones a menudo llevan a las víctimas a cambiar aspectos de su rutina, como la evitación de determinados canales de chat o redes sociales, según detalla un estudio publicado en 2019 en el medio académico Future Internet.
¿Cuáles son sus consecuencias?
Y es que sufrir esta práctica puede tener consecuencias para la salud mental que a menudo son comparables con las del acoso convencional, tales como síntomas emocionales o físicos de tipo depresivo, miedo, problemas de autoestima o aislamiento de amigos o familia.
Tanto es así que, afortunadamente, son muchos los países que han comenzado a tomar medidas legales contra el ciberacoso, ofreciendo de esta manera una cierta protección a las víctimas. Por ello, es fundamental saber identificar esta clase de conductas cuando tienen lugar y actuar contra ellas, a fin de evitar en lo posible daños para nuestra salud.
Además de ello, las víctimas pueden beneficiarse de enfoques similares a los empleados para tratar trastornos de ansiedad o del ánimo, o consecuencias psicológicas comunes de diversas formas de violencia (como el síndrome de estrés post-traumático). Así, siempre que creamos que podemos padecer problemas debidos a haber sufrido conductas de cyberstalking debemos consultar con profesionales de la salud a fin de buscar la mejor solución posible.
Artículo tomado de 20minutos, lea el original aquí.