Las rodillas son articulaciones complejas y delicadas que soportan gran presión, lo que las hace propensas a diversas lesiones y dolencias que pueden empeorar con la flexión y con deportes de impacto.
Las rodillas son articulaciones vitales que nos permiten caminar, correr y saltar con normalidad. Sin embargo, también son algunas de las articulaciones más castigadas del cuerpo. Cualquier persona que lleve un estilo de vida mínimamente activo utiliza sus rodillas miles de veces al día, una cifra que se dispara si se tiene sobrepeso o se practican deportes de alto impacto, bastante comunes. Por eso, no es de extrañar entonces que sean propensas a lesionarse.
La complejidad anatómica de la rodilla, formada por huesos, cartílagos, meniscos, bolsas sinoviales, ligamentos, músculos y tendones, la convierte en una articulación delicada. Los problemas en las rodillas pueden afectar a personas de cualquier edad, volviéndose más frecuentes con el paso de los años debido a enfermedades degenerativas como la artrosis o la osteoporosis.
¿Qué pasa cuando sentimos dolor específicamente al doblar la rodilla? Este síntoma, aunque sea común, puede deberse a múltiples causas que es importante diagnosticar, especialmente si el dolor persiste. Estas son algunas de las más frecuentes y cómo actuar ante ellas.
Síndrome de dolor patelofemoral
Provocado por la sobrecarga repetitiva de la rodilla, este síndrome es habitual en deportistas que corren o saltan con frecuencia. También puede aparecer tras una cirugía o un traumatismo. Se manifiesta con un dolor leve en la parte frontal de la rodilla que se intensifica al subir escaleras, arrodillarse, ponerse en cuclillas o sentarse con la rodilla flexionada. El reposo y la aplicación de hielo suelen mejorar los síntomas, aunque en casos graves puede requerir rehabilitación o cirugía.
Tendinitis rotuliana
Esta lesión del tendón que une la rótula con la tibia causa dolor y sensación de quemazón en la parte delantera de la rodilla. Al principio duele al hacer ejercicio, pero puede llegar a interferir en actividades cotidianas como sentarse. Es frecuente en deportes con saltos, como el baloncesto. El tratamiento incluye desde estiramientos hasta inyecciones de esteroides o plaquetas si se cronifica.
Síndrome de la banda iliotibial
Debido a la fricción excesiva de la banda que va desde la cadera hasta la espinilla, este síndrome produce dolor en el exterior de la rodilla que puede extenderse hacia el muslo. Empieza molestando al hacer deporte intenso, pero puede acabar doliendo al caminar o subir escaleras. Suele mejorar descansando y poniendo hielo, aunque a veces requiere fisioterapia.
Tendinitis de los músculos isquiotibiales o cuádriceps
La inflamación de los tendones de estos músculos provoca dolor en la parte posterior o superior de la rodilla, respectivamente, que empeora al moverla. Suelen deberse a malas prácticas deportivas o al uso de calzado inadecuado. Mejoran con reposo y fisioterapia, aunque las tendinitis de cuádriceps a veces necesitan inyecciones o aparatos ortopédicos.
Bursitis
Cuando se inflaman las bursas (sacos que amortiguan la fricción entre huesos, tendones y músculos), además de hinchazón, se produce un dolor que puede localizarse por encima o por debajo de la rótula. A menudo se resuelve sola, pero puede tratarse vaciando el líquido acumulado o con corticoides.
Artrosis u osteoartritis
Esta enfermedad degenerativa articular causa un dolor constante acompañado de rigidez, sobre todo matutina. Empeora al doblar la rodilla, llegando a ser muy agudo. Aunque no tiene cura, ejercicios de bajo impacto como la natación pueden ralentizar su progresión.
Lesiones de ligamentos y meniscos
Roturas totales o parciales de estructuras como los ligamentos cruzados o los meniscos, producidas por movimientos bruscos o traumatismos, cursan con un dolor intenso que dificulta el movimiento y se acentúa al doblar la rodilla. Pueden requerir de férulas, rehabilitación o cirugía.
Quiste de Baker
Esta protuberancia llena de líquido en la cara posterior de la rodilla, a veces asociada a artritis, también duele más con el movimiento.
Muchas de estas lesiones se pueden prevenir calentando bien, fortaleciendo la musculatura de la pierna y evitando deportes de impacto si hay dolor. En caso de que este no ceda, será necesario consultarlo con un especialista.
Artículo tomado de 20minutos, lea el original aquí.