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Logo, nombre y empaque, ¿cómo usar el diseño para posicionar el negocio?

Los negocios, ya sean pequeños o grandes, requieren crear una identidad de marca, por ello es importante una estrategia de diseño.

Crear un buen producto no es suficiente, se requiere un diseño que transmita los valores del negocio y que cree una conexión con los clientes, de hecho, las compañías que apuestan por el diseño aumentan sus ventas.

Josep Palau Payerol, director general de Ideograma Consultores dice que las empresas que creen en el diseño les va bien, porque creen en la innovación, en estar en sectores más competitivos y a la vanguarda, porque creen en el consumidor y eso hace que la experiencia sea exitosa.

Recuerda un estudio del Colegio británico donde se le preguntó a las compañías qué opinaban del valor de su negocio, y el resultado fue que las empresas que creen en el diseño tienen un comportamiento económico y desarrollo superior que las empresas que no creen.

El diseño bien dirigido y aplicado en las organizaciones da resultados, no importa el tamaño de la organización. Hoy la empresa que invierte en diseño recibe entre 5 y 10 veces esa inversión en beneficio directo sobre la empresa”, destaca Josep Palau.

¿Cómo definir el diseño?

Josep Palau dice que existen diferentes tipos de diseño, pero siempre prevalecen tres elementos:

  • Usabilidad: que cualquier cosa que se fabrique tenga una razón de existir.
  • Constructividad: que son los materiales con que está hecho el producto
  • Expresividad: es la campaña publicitaria o logo

Para definir estos puntos es importante saber qué problema se quieren responder y analizar la competencia y el sector.

Por ejemplo: una tortillería debería analizar la competencia y descubrir cuál es su oferta que la hace diferente de las demás, una característica podría ser que vende tortillas hechas a mano, y a partir de ahí crear su imagen, nombre y hasta forma de atender a los clientes.

El nombre también define como atender a la gente y los colores, la “Tortillería feliz” debería invocar felicidad.

Hacer consistente todo el mensaje, desde cómo te llamas, cómo es tu tienda, cómo provees el servicio, cuál es el factor diferenciador del producto, cómo se publicita y cómo consigues que la gente se lleve un recuerdo”.

¿Por qué vivir un rediseño?

Vivir un rediseño de marca es factible, pero si no se hace adecuadamente los efectos pueden ser catastróficos, desde perder la identidad hasta disminuir los ingresos.

Josep Palau dice que existen cuatro principales razones que pueden llevar a los negocios a tener un rediseño. El primero es porque la oferta de productos o servicios creció y ya no se identifica con la imagen actual.

El segundo es porque la marca entrará a nuevos territorios y es necesario unificar el diseño, en tercer punto es el cambio de generación en el poder; por ejemplo que la empresa cambie de padre a hijo y que la empresa busque hacer otras cosas. “A veces el cambio es interno, la necesidad de sacudir y decirle a la gente que la empresa ya no es lo que era: ‘nos hemos modernizado’”.

La cuarta razón es el envejecimiento, pues las empresas requieren mantenerse actuales.

El especialista destaca que es necesario cambiar cuando la marca ya no representa a la compañía. “Es como si me mirara al espejo y dijera, este no soy yo. Cuando miras tu marca y dices este no soy yo, llegó la hora de cambiar”.

Josep Palau destaca que muchas veces los emprendedores inician con un pequeño logo que les hizo un amigo o conocido y cuando empiezan a crecer ven que el logo ya no lo representa.

“Nosotros decimos, nunca vas tarde, sí tienes posibilidades cambia, pero contrata a un profesional y haz el cambio lo antes posible”.

El cambio es poco a poco

El cambio trae muchos beneficios, pero es importante saber comunicar, porque no es lo mismo hacer el rediseño de una empresa que provee un servicio a hacerlo para un producto de consumo que está en el supermercado

El producto no se puede cambiar radicalmente, se tienen que hacer pequeños cambios, como poner en la etiqueta que es un nuevo formato, tamaño o nombre y poco a poco ir cambiando el producto.

En el supermercado hay que ir con cuidado, porque si cambia demasiado el consumidor puede no reconocerlo.

Artículo tomado de El Economista, lea el original aquí.

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