La diferencia entre el día más largo y el más corto es de casi seis horas de luz solar. A medida que nos acercamos al ecuador, esa diferencia disminuye, mientras que en los polos terrestres la diferencia es máxima.
El verano en el hemisferio norte es la estación más larga del año, con 93 días de duración, comienza cuando la Tierra pasa por el punto de su órbita desde el cual el Sol presenta su máxima declinación norte: el astro rey alcanza su mayor elevación sobre el horizonte al mediodía y describe en el cielo el arco más largo en el que será el día del año con horas de Sol.
La órbita de la Tierra alrededor del Sol no es circular, sino elíptica, y el verano coincide con la época del año en la que la Tierra está más lejos del Sol. Cuando esto sucede, el planeta se mueve más despacio en su órbita y necesita más tiempo para llegar al punto donde comienza la siguiente estación, que es el otoño.
La diferencia entre el día más largo y el más corto es de casi seis horas de luz solar. A medida que nos acercamos al ecuador, esa diferencia disminuye, mientras que en los polos terrestres la diferencia es máxima.
Además, durante varios días la altura máxima del Sol al mediodía parece no cambiar, y de ahí procede el nombre solsticio de verano (del latín solstitium, «Sol quieto»), que se producirá el próximo 20 de junio. El verano de 2024 comenzará en el hemisterio norte, concretamente, el 20 de junio a las 22 horas 51 minutos hora oficial peninsular, según cálculos del Observatorio Astronómico Nacional.
El inicio del verano puede darse en tres fechas distintas del calendario (del 20 al 22 de junio). Las variaciones de un año a otro son debidó al modo en que encaja la secuencia de años según el calendario (unos bisiestos, otros no) con la duración de cada órbita de la Tierra alrededor del Sol.
Aunque el día del solsticio de verano corresponde al de mayor número de horas de Sol, la diferencia de horas entre el día y la noche depende de la latitud del lugar y la diferencia entre el día más largo y el más corto es por tanto, de casi seis horas de Sol. A medida que nos acercamos al ecuador, esa diferencia disminuye, mientras que en los polos terrestres la diferencia es máxima.
Alineación de planetas, lunas y lluvia de estrellas
Las noches del verano, aunque cortas, suelen ser también las más cálidas y en lugares con cielos oscuros y sin contaminación lumínica son óptimas para explorar el firmamento.
El cielo tras la puesta de Sol a comienzos del verano no tendrá ningún planeta visible, durante el mes de julio, Mercurio hará una breve aparición, mientras que Venus será visible muy bajo en el horizonte desde agosto. Habrá que esperar hasta primeros de septiembre para poder ver Saturno salir por el este al anochecer.
El cielo antes de la salida del Sol, por el contrario, empezará con tres planetas visibles: Marte, Júpiter y Saturno, pero el último desaparecerá a mediados de septiembre. Al terminar la estación Mercurio comenzará a ser visible.
Además de los planetas, se podrán distinguir grupos de estrellas brillantes. El más característico del verano es el triángulo formado por Altair, en la constelación del Águila, Deneb, en la constelación del Cisne, y Vega, en la constelación de la Lira, explica el Instituto Geográfico Nacional.
Es el llamado triángulo del verano, y es propiamente un asterismo pues combina estrellas de diferentes constelaciones. Hacia el sur, son típicas del verano las constelaciones de Escorpio, con la brillante y rojiza estrella Antares, y Sagitario, cuya posición indica aproximadamente el centro de la Vía Láctea.
Esta banda blanca, que representa el brillo combinado de los millones de estrellas que componen nuestra galaxia, se puede ver en verano en todo su esplendor cruzando el cielo de sur a norte, aunque para distinguirla bien hace falta un cielo oscuro».
Otros fenómenos de interés astronómico es este verano de 2024 serán las lluvias de meteoros de las delta acuáridas, que todos los años entre el 12 de julio y el 23 de agosto, alcanzando su máximo la noche del 30 al 31 de julio, y la más conocida, las perseidas o lágrimas de San Lorenzo, que dura más de un mes, del 17 de julio al 24 de agosto, aunque su máxima actividad será durante la noche del 12 de agosto.
El 6 de julio se producirá el momento de máximo alejamiento anual entre la Tierra y el Sol, denominado afelio. Las lunas llenas de la estación tendrán lugar el 22 de junio, 21 de julio, el 19 de agosto y el 18 de septiembre.
Para más información sobre los fenómenos astronómicos del año se puede consultar el Anuario del Observatorio Astronómico, que publica el Instituto Geográfico Nacional.
Artículo tomado de El Economista, lea el original aquí.