Con las políticas públicas correctas, el país tendría un ecosistema robusto de semiconductores, dice Pedro Casas Alatriste, director general de la AmCham.
Aprovechando la relocalización de empresas (nearshoring), México puede convertirse en un jugador importante en la fabricación de semiconductores, y los cálculos están hechos: al país le tomaría una década desarrollar este mercado.
Pedro Casas Alatriste, director general para México de la American Chamber of Commerce (AmCham), cuenta a Expansión que ya se tiene una hoja de ruta para el tema de los semiconductores, que incluye las oportunidades y el valor agregado que puede adoptar el país.
«Los semiconductores hoy en día son lo que hace algunas décadas era el petróleo para la economía. Es decir, están en todos lados», por eso, es uno de los sectores de mayor interés, detalló.
El desarrollo de una industria de semiconductores tiene que pasar por tres etapas, señala Casas Alatriste, para que al final de 10 años, México esté en la parte grande que es la fabricación. Pero esto solo se logrará si se implementan las políticas correctas.
«La industria de semiconductores es hiper compleja, toda la cadena tiene diferentes fases y cada una es de diferente nivel de especialidad», explica Casas Alatriste.
La primera es la parte de diseño, en la cual no se requiere tanta infraestructura física. Lo que se necesita son cerebros, y esa parte se puede generar relativamente rápida, esto al tener una fuerza laboral, una serie de ingenieros y centros de investigación y desarrollo de gran calado en México.
«Es esa parte de la cadena de proveeduría que la podemos empezar a materializar rápido, este año».
En una siguiente fase, que es la parte del ensamblaje, testeo, y el empaquetado, también se puede activar rápido. De toda la parte de manufactura, es la de menos valor agregado.
«Es justamente todo lo que en México hemos hecho en muchos otros bienes, (…) pero sí tiene una fase de implementación relativamente corta, de mediano plazo, en la cual, podemos ajustar ciertas de las capacidades que ya están instaladas en el país, debido a que tenemos una gran industria de bienes y componentes eléctricos-electrónicos, entonces es relativamente fácil».
Finalmente, está el cajón grande y relevante que es la fabricación de los semiconductores, ahí la proyección es que le tomaría 10 años tener un ecosistema robusto.
«Entonces, puede ser una parte, un año, otra, dos años y la última parte 10 años, dependiendo de donde enfoquemos nuestros esfuerzos y si hacemos las cosas bien».
Además, los semiconductores se alinean con las necesidades del mercado americano, con la política industrial que ha implementado a través del CHIPS and Science Act.
A esto se suma que hay una concentración muy importante de la producción de los semiconductores, más de 80% de estos se generan en Taiwán, «en todas aquellas cosas que usamos en el día a día, es muy riesgoso que haya tal concentración de mercado».
Casas Alatriste pone sobre la mesa la importancia del mercado de los semiconductores. Genera cerca de 600,000 millones de dólares en cuanto a producción, pero en la parte de comercialización, esa cifra asciende a cerca de un trillón de dólares. «Es una industria enorme», de la cual México puede tomar una rebana del pastel.
El director general de la AmCham adelantó que también se está avanzando en un programa para incidir en la currícula de universidades, técnicas y de educación media superior, para empezar a sacar a todos los ingenieros necesarios para esta industria.
«Con esto vamos a empezar a mandar los mensajes de que en México estamos listos para adoptar esta nueva industria que sin duda va a ser una oportunidad gigantesca para el país, para nuestra economía, para la generación de empleos y para transicionar, que esta es la parte más importante, a tener un sistema económico basado en la manufactura avanzada y de alto valor agregado, no de una manufactura básica».
La AmCham ha desarrollado un documento «Nearshoring 360°: El momento de México y cómo aprovecharlo», en el que uno de los temas es el de los semiconductores, en el cual se necesita tener una visión a nivel país que abarque tanto la tracción inmediata como las perspectivas a mediano y largo plazos.
Lo anterior permitirá definir una postura unificada como región para abordar los desafíos de la industria frente al nearshoring, fenómeno que en la visión de Casas Alatristre ya está sucediendo en México, pero que sí tiene una fecha de caducidad.
«Muchas cosas ya se nos pasaron, pero hay muchas otras que todavía no. Tenemos que trabajar como equipo», apunta.
Artículo tomado de Expansión, lea el original aquí.