El mundo se enfrenta a desafíos climáticos cada vez más complejos. Esta situación orilla a que los países busquen soluciones innovadoras para la seguridad alimentaria. En este contexto, China ha decidido dar un paso audaz que desafía las convenciones agrícolas establecidas.
A través de una nueva iniciativa, el país asiático busca no solo una solución que podría transformar la agricultura local, sino repercutir a nivel global. Así, el ofrecer una nueva perspectiva sobre la viabilidad de la agricultura en condiciones extremas es la prioridad para Gobierno de Xi Jinping, ¿la solución?: cultivar arroz en el desierto.
Fueron Investigadores del Instituto de Agricultura Urbana (IUA), vinculado a la Academia China de Ciencias Agrícolas (CAAS), quienes demostraron con éxito la viabilidad de esta innovadora técnica en la región autónoma Uygur de Xinjiang, al noroeste de China.
Además también buscan explorar cómo mejorar las producciones de soja, maíz, alfalfa, algodón o colza en el desierto, entre otros cultivos, con ayuda de invernaderos a lo largo de 10,000 acres en Hotan. Con este enfoque se busca optimizar el uso del suelo, al tiempo de maximizar la eficiencia del proceso agrícola al reducir significativamente los tiempos de producción.
Otra cuestión interesante, es que en dichos invernaderos, se está utilizando un sofisticado control ambiental, que incluye iluminación LED ajustable, monitoreo preciso de la temperatura, el agua y los fertilizantes.
Según Xang Qichang, científico jefe del IUA, este método no solo supera a los tradicionales cultivos en bancales en términos de eficiencia, sino que también «ofrece un ciclo completo de producción de arroz en apenas 60 días desde la siembra de las plántulas».
El arroz se cultiva en estructuras de tres capas con un control ambiental preciso en invernaderos del desierto, en vez de con métodos convencionales»
En cuestión monetaria, los costes de explotación pueden llegar a reducirse con la integración de inteligencias artificiales, la ayuda de energías renovables y la automatización. Esto a consideración del experto.
Actualmente el coste de construcción de los invernaderos desérticos de bajo consumo es de 350 yuanes, unos 48,2 dólares, por metro cuadrado, alrededor de un tercio del de los invernaderos holandeses Mientras tanto, su coste de funcionamiento es aproximadamente el 25% del de los invernaderos holandeses».
Xang Qichang, científico jefe del IUA.
Estos esfuerzos se alinean con una visión más amplia de utilizar tecnologías avanzadas para hacer que los invernaderos desérticos sean competitivos a escala internacional.
Con costos de construcción y operación considerablemente inferiores a los de los invernaderos convencionales, se anticipa que esta tecnología no solo transformará la agricultura en regiones áridas de China, sino que también podría ofrecer soluciones replicables en todo el mundo, enfrentando así los desafíos futuros de la producción agrícola global.
El cultivo en los desiertos de México
A pesar de no tener una respuesta concreta de si es viable o no, se debe tomar en cuenta la actual expansión significativa más allá de las llanuras aluviales, facilitada por avanzados sistemas de riego cerca del río San Miguel, Sonora. Éstos han sido ideales para el cultivo de maíz y otros productos agrícolas como el frijol y la calabaza.
Los asentamientos agrícolas hacia el norte se han convertido en una alternativa a pesar del ambiente árido. Dentro de este rubro, se encuentra el estado de Chihuahua, donde se lleva a cabo una agricultura intensiva bajo riego que abarca una amplia gama de cultivos como frutas, nueces, algodón, granos pequeños, maíz y verduras.
A esto se le suman las cetáceas (plantas con espinas que se encuentran en desiertos mexicanos) caracterizadas por su capacidad para sobrevivir en condiciones de sequía extrema. Convirtiéndose así, en cultivos ideales en áreas donde la disponibilidad de agua es limitada.
Asimismo, otro de sus puntos a favor es su contribución a una agricultura más sostenible debido a que no requieren tantos pesticidas y fertilizantes químicos. Además, sus sistemas radiculares evitan la pérdida de tierra fértil.
Solo el tiempo dirá la viabilidad y si marcará una nueva forma del desarrollo agrícola.
Artículo tomado de Xataka, lea el original aquí.