Incorporar estrategias en las organizaciones es crucial para promover el bienestar emocional de los colaboradores y asegurará un entorno laboral positivo y saludable
Si bien los beneficios y las conversaciones sobre salud mental han cambiado, las culturas laborales no se han puesto al día.
Para abordar este momento crítico para empresas y empleados, quiero compartir mi perspectiva sobre la salud mental en el lugar de trabajo, extraída de lo que he aprendido de sabios colegas y de cientos de conferencias y conversaciones sobre salud mental en el lugar de trabajo, desde el lanzamiento de mi libro, como un camino a seguir.
1. Empiece por el trabajo
Sea específico y céntrese en el producto del trabajo que necesita, y en cómo puede brindar un mejor apoyo a los empleados involucrados.
Al igual que los mandatos de regreso al trabajo, las políticas generales para la salud mental de los empleados rara vez tienen éxito y no son realistas, dada la variedad de formas en que trabajamos hoy en día. Jim Mortensen, presidente de R3 Continuum, uno de los principales proveedores de salud conductual en el lugar de trabajo, dice: “Si no se adaptan las soluciones a los problemas que experimentan las personas, no se obtendrán los resultados que se necesitan”.
2. No confíe en terceros para impulsar el cambio de comportamiento
No me malinterpreten, los médicos y profesionales externos ayudan a los líderes a desarrollar conocimientos cruciales sobre salud mental y a aprender a hablar de prácticas saludables (y a moldearlas). Sin embargo, los expertos no lo entienden como los gerentes. Las organizaciones que quieran crear culturas mentalmente saludables necesitan reclutar a personas internas exitosas y respetadas que estén dispuestas a dar un paso al frente y tomar la iniciativa. ¡Los demás los seguirán!
3. Fomenten conversaciones entre generaciones y géneros
¿Cómo pueden los lugares de trabajo abordar sus prejuicios?
Para empezar, es necesario aumentar la alfabetización en torno a la salud mental, en toda la organización. Cuando no existe un lenguaje compartido o una base de conocimientos, los prejuicios y el estigma florecen.
También es fundamental asegurarse de que los hombres tengan visibilidad y participen en las conversaciones. Si sus programas de salud mental se inclinan demasiado hacia las mujeres, ¡invite a los hombres a participar!
Finalmente, proporcione a las diferentes generaciones sus propios espacios para compartir. La salud mental es una conversación inclusiva, pero puede ser útil ofrecer a las personas que comparten experiencias vividas (generacionales o de otro tipo) el espacio para conectarse.
4. Sea paciente y prepárese para invertir en lo que realmente importa
Hay dos aspectos clave en este viaje que considero los más importantes.
Primero, reconocer que la tecnología no solucionará nuestros problemas de salud mental. De hecho, la tecnología forma parte del problema. Necesitamos estrategias para abordar la salud mental, que reconozcan el (importante) papel que desempeña la tecnología en nuestra vida laboral y el daño que causa a nuestra salud mental.
Segundo, reconocer que el trabajo tiene que ver con las personas, y que las personas son complicadas y difíciles. “Prácticamente todos los problemas de salud mental que enfrenta una persona tienen, en esencia, una lucha de relaciones”, señala la psicóloga Emily Anhalt. Esto es lo maravilloso: Cuando los empleadores invierten tiempo, curiosidad y una estrategia reflexiva en el desarrollo de programas de salud mental, las personas se sienten comprendidas, escuchadas, vistas y conectadas. ¡Es una victoria!
5. Predique con el ejemplo
Independientemente del nivel que tenga en su empresa, si le apasiona la salud mental, sea persistente. Algunas de las tácticas más simples, centradas en el ser humano, pueden ser increíblemente poderosas.
Una cosa que recuerdo una y otra vez es que estar ansioso y ser una persona exitosa no son mutuamente excluyentes. Todos tenemos problemas que resolver, porque somos humanos. Podemos prosperar en el trabajo cuando nuestras necesidades reciben la atención y el apoyo que necesitan (y merecen).
Artículo tomado de Infobae, lea el original aquí.