En el último año, el IMSS erogó una cantidad importante para subsidiar un acumulado de 16.9 millones de días no laborados por personas que recibieron una incapacidad temporal.
El año pasado los días de trabajo perdidos por incapacidades temporales representaron una erogación de 6,411 millones de pesos al Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS). Para dimensionar la cantidad, eso es el 66.5% del presupuesto asignado en tres años para la implementación del nuevo modelo de justicia laboral.
Estos recursos son destinados por el IMSS para cubrir el 100% del salario base de cotización de una persona trabajadora que tiene un riesgo laboral que la incapacita para el desempeño de sus tareas de trabajo de manera temporal.
En 2023, los 2.2 millones de certificados de incapacidad temporal que expidió el Instituto fueron equivalentes a 16.9 millones de días de trabajo; es decir, la cantidad de días que no fueron trabajados debido a riesgos laborales.
De acuerdo con el informe enviado al Congreso de la Unión sobre la situación financiera y los riesgos del Instituto, las erogaciones para subsidiar los días no laborados en 2023 representaron un crecimiento anual de 21.6%, aunque esto se explica por el crecimiento de la población asegurada y el salario base de cotización.
A decir de especialistas, las cifras son una confirmación de la importancia de los planes de prevención en las empresas. Ya que las ausencias por incapacidades temporales no sólo afectan a las finanzas del IMSS, sino a la productividad de las compañías.
“Nos sigue haciendo falta el trabajo de prevención. Veíamos que las incapacidades por accidentes en trayectos y en las empresas habían bajado, y daba la sensación que estábamos haciendo buen papel de prevención, pero van al alza incapacidades por enfermedades de trabajo, como es algo más crónico o que requiere de más seguimiento, en la mayoría de los casos no lo vemos”, afirma Hosanna Rodríguez, especialista en salud ocupacional.
Las cifras de días perdidos por incapacidades son preocupantes, apunta la especialista, porque hay un subregistro; es decir, casos que no alcanzan a llegar al IMSS porque son atendidos dentro de las empresas o en el sistema privado. La dimensión puede ser mayor.
El Instituto Mexicano del Seguro Social explica que el ausentismo laboral puede ser derivado de incapacidades, licencias o faltas. “Lo anterior conlleva una pérdida de productividad, aumentos en la prima de seguro y gastos asociados al reemplazo de la ausencia laboral para la empresa”, indica la autoridad en el marco del programa Entornos Laborales Seguros y Saludables (ELSSA).
“A nadie le favorece, es una pérdida al final de cuentas. Un día que no se trabaja impacta en la productividad de las empresas y en algún momento en los propios trabajadores, como prestaciones ligadas al desempeño. Y aún después de la incapacidad temporal, no siempre el trabajador está al 100% de sus capacidades por la naturaleza de las lesiones o enfermedad”, puntualiza Sergio Aguilar, director ejecutivo de la firma Unmetra y especialista en salud ocupacional.
Desde la perspectiva del especialista, si bien existen empresas que tienen sistemas de gestión muy eficientes, las cifras del IMSS muestran que aún falta mucho por hacer en modelos de gestión de seguridad y salud en el trabajo en las compañías.
Los especialistas en salud ocupacional coinciden en que la pandemia hizo más conscientes a los empleadores sobre la importancia de contar con programas de prevención y promoción de la salud, pero el reto es diseñarlo con base en las necesidades de los colaboradores.
De acuerdo con Mercer Marsh Beneficios, en los últimos tres años, la cobertura de planes de bienestar en el trabajo ha pasado de 30.0 a 39.7%, y aunque queda camino por avanzar en la implementación de estos programas, los retos también se vinculan con su alcance al interior de las empresas.
¿Qué sigue en la prevención de riesgos de trabajo?
El avance en cobertura de planes de salud y los niveles de ausentismo laboral que aún se observan indican que el reto no es sólo tener más programas de prevención, sino contar con acciones enfocadas en reducir los riesgos.
“Hemos invertido mucho en la prevención de accidentes, pero estamos teniendo problemas en trastornos musculoesqueléticos, uno de los nuevos jinetes del apocalipsis, nos está faltando prevención en eso. Ahora, los trabajadores desarrollan enfermedades de trabajo desde más jóvenes. Hoy tenemos que fortalecernos en la prevención de enfermedades de trabajo, buscar dentro del proceso productivo el riesgo que se están enfrentando y prevenir”, dice Hosanna Rodríguez.
Desde la perspectiva de Sergio Aguilar, los cambios en el mundo del trabajo como el mayor uso de tecnología, también ha influido en nuevos riesgos laborales, la baja adaptación de los modelos de gestión explica en buena medida por qué se ha observado una baja significativa en el ausentismo por incapacidades en la última década.
Los diagnósticos adecuados sobre los riesgos laborales a los que están más expuestas las personas es uno de los pasos que aún están pendientes para el diseño de planes de prevención en seguridad y salud en el trabajo, coinciden los especialistas.
Artículo tomado de El Economista, lea el original aquí.