Pensados para ayudarnos a sentirnos mejor frente a ciertas dolencias, los antiácidos pueden causarnos ciertos efectos secundarios nada deseables, sobre todo cuando no los tomamos tal y como nos los recomendó nuestro profesional sanitario de confianza.
Mientras que para algunas personas recurrir a las medicinas para calmar o aliviar determinados síntomas es la última de las posibilidades, para otras es la primera de la lista, poco dispuestos a tolerar el malestar o el dolor. Entre los medicamentos más usados, destaca el omeprazol (seguido de cerca por el paracetamol), que se emplea para tratar los síntomas de la enfermedad por reflujo gastroesofágico, o para tratar o prevenir las úlceras, estro otos usos, permitiendo que el esófago pueda sanar.
Un medicamento del que, como sucede con el resto de los antiácidos, no conviene abusar, pues está pensado para tratar dolencias puntuales y que su tratamiento sea temporal (a no ser que el médico diga lo contrario). El abuso de estas sustancias puede tener consecuencias para nuestra salud, provocando algunos indeseables efectos secundarios que conviene conocer, porque pueden ser señal de que conviene consultar con un profesional o cambiar la medicación.
Los efectos secundarios de los antiácidos
Los medicamentos están creados para tomarlos cuando sean necesarios, en esas situaciones en las que los profesionales nos los recomienden y en las dosis señaladas. Que resulten beneficiosos para nuestra salud no quiere decir que no puedan causarnos otros malestares, a los que conviene estar atentos para buscar una solución lo antes posible. Esto puede suceder con los antiácidos, diseñados para neutralizar el ácido gástrico que causa el malestar, ya sea bloqueando la acción de ácido que ya se ha producido (como sucede con los más antiguos) o evitando que el estómago lo produzca, como hacen los más modernos.
El uso de estos medicamentos puede enmascarar los síntomas que nos avisarían del desarrollo de otras enfermedades, motivo por el que no conviene emplearlo durante demasiado tiempo, aunque muchos de ellos pueden comprarse sin receta médica. Están pensados para tratar los síntomas producidos por la acidez gástrica que sucede de vez en cuando, por lo que si los síntomas se alargan, lo mejor es consultar con un especialista. Además, si se toman de manera habitual pueden causar algunos efectos secundarios.
Los antiácidos que contienen magnesio pueden causar diarrea, aquellos que se elaboran con calcio o aluminio pueden tener el estreñimiento como efecto secundario. En algunas ocasiones, las marcas que utilizan calcio pueden llegar a provocar cálculos renales, aunque no es lo más frecuente, y si se abusa de un antiácido que contiene aluminio puede aumentar el riesgo de desarrollar osteoporosis porque puede aumentar la pérdida de calcio.
Algunos estudios también se han centrado en la relación entre el uso de los antiácidos PPI (que son los que hacen que el estómago produzca menos ácido) y el riesgo de sufrir un ataque al corazón. Esto no quiere decir que el medicamento produzca esta enfermedad, pero señala que hay que investigar más sobre las causas que pueden unir ambas cosas.
El omeprazol actúa suprimiendo el ácido del estómago en forma permanente y suele emplearse para enfermedades específicas y en tratamientos largos. Es importante tomarlo tal y como el médico lo ha recetado porque entre los efectos secundarios que puede provocar encontramos estreñimiento, gases, náuseas, diarrea, vómitos o dolor de cabeza, pero también algunos más graves, por los que conviene ponerse en contacto con nuestro médico, como la aparición de ampollas o llagas en los labios, nariz, boca o genitales, dificultad para respirar o fiebre.
En algunas ocasiones puede provocar sarpullido o hinchazón de los ojos, la cara o la lengua, también un ritmo cardiaco irregular, espasmos musculares o temblores en una parte del cuerpo. Dolor articular que empeora, sangre en la orina, fatiga, náusea o pérdida de apetito.
Artículo tomado de 20minutos, lea el original aquí.