¿Se vale intercambiar prestaciones sociales por libertad de horario? Muchas empresas piensan que sí, entre ellas, las aplicaciones móviles.
La Alianza In México, que agrupa a Cabify, DiDi, Rappi y Uber, presentó un estudio donde explica, entre otros aspectos, por qué no sería viable ofrecer prestaciones a sus repartidores. Veamos.
Más de dos millones y medio de personas trabajan como repartidores para aplicaciones en nuestro país, según reporta la Alianza In México.
Estos repartidores no son empleados, ya que no tienen condiciones formales de trabajo. Se les considera “asociados”, que ofrecen un servicio por cuenta propia y reciben ingresos acorde al tiempo que dedican a esta actividad.
El responsable de Asuntos Gubernamentales y Políticas Públicas de Uber, Nicolás Sánchez, dijo a Forbes México que regular el trabajo de los repartidores, es decir, darles prestaciones sociales, “pone en riesgo esta opción de ingreso adicional” que perciben.
Para formalizar la actividad de reparto como empleo, las apps impondrían horarios. Si hubiera opción a elegir, el 86% de los repartidores encuestados preferirían quedarse en el modelo actual.
El estudio encargado por In México asegura que en ese escenario, más de un millón de los repartidores que hay ahora – más del 60% – dejarían de trabajar con las aplicaciones. Pero hay alrededor de 35% que sí quisiera tener seguro social, INFONAVIT, ahorro para el retiro, además de vacaciones, maternidad e incapacidad pagadas, como marca la ley en el caso de trabajadores formales.
Se necesitan ingresos extras porque no hay “empleos decentes”
No lo decimos nosotros, “empleos decentes” son las exactas palabras que usó la Organización Internacional del Trabajo en un informe, presentado este mes, sobre el mercado laboral para los jóvenes.
La OIT asegura que “los jóvenes enfrentan otros vientos para encontrar éxito en el mundo laboral”. La mitad de los trabajadores jóvenes en el mundo son informales, pese a que hay un mayor nivel educativo.
Solo en las economías alta y media-alta encuentran “empleos fijos y seguros”. En los países de renta baja – como México – se trabaja por cuenta propia o en empleos temporales.
Con su estudio, la Organización Internacional del Trabajo hizo un llamado fuerte a las empresas y pidió:
Una mayor atención al fortalecimiento de las bases del trabajo decente como vía para contrarrestar la ansiedad de los jóvenes ante el mundo laboral y reforzar su esperanza en un futuro mejor.”
¿Y las propuestas?
El director de la Alianza In México concluyó diciendo a Forbes México que “al debatir la regulación, se necesita pensar en alternativas que en la actualidad no existen en México”. Pero Cabify, DiDi, Rappi y Uber tampoco presentaron ninguna propuesta que acompañara el estudio.
El debate de este tema ha sido largo y sin avances. En 2022, estas apps ya habían expresado que se debe crear una nueva figura legal de trabajadores que no establezca una relación contractual pero sí ofrezca seguridad social a los prestadores de servicios.
Esa propuesta se lanzo en el ‘Foro Sobre Plataformas Digitales de Seguridad Social’, hecho en la UNAM, en el que igual que ahora, tampoco se llegó a una solución viable.
También en 2022, los repartidores alzaron la voz con el movimiento “Ni Un Repartidor Menos” a través de una petición que fue entregada a la Secretaría del Trabajo.
Entre otras cosas, proponía que aquellos repartidores que trabajen más de 30 horas a la semana deban recibir afiliación al IMSS, con todos los derechos que otorga. Las cuotas se pagarían a partes iguales entre la empresa y el repartidor.
Por ahora no hay fechas previstas para que los órganos de gobierno aborden este tema, según documenta Forbes México.
El ingreso extra es necesario, ¿pero es negocio?
Mientras llega esa nueva figura laboral a México, vamos a pensar que ser repartidor es un negocio, no un empleo: Ese ingreso adicional que perciben ¿es suficiente para costear su inversión?
Un repartidor requiere como mínimo una bicicleta o motocicleta – gasolina en este caso -, equipo de seguridad o para el clima, un smartphone, un plan de datos suficiente, probablemente una batería externa y, sin duda, seguro médico o hasta de vida, en caso de tener algún accidente en el camino.
Con esas cifras en mente y recordando que 60% de los repartidores dejaría las apps si no hubiera flexibilidad, según el estudio, habría que responder a otra pregunta: ¿quién necesita más el esquema actual? ¿Los repartidores o las aplicaciones?
Parte de la respuesta la dio España con su ley rider que obligó a que empresas contrataran directamente a repartidores. Las aplicaciones perdieron relación precisamente con el 60% de los repartidores de ese país.
Artículo tomado de Xataka, lea el original aquí.