Celiaco, sensible al gluten, alérgico al trigo, intolerante… en torno al gluten existen muchas confusiones de concepto que vamos a aclarar con ayuda de toda una experta en la materia.
La celiaquía es una enfermedad que suscita muchas dudas y existe mucha confusión en torno a una dolencia que aumenta en número cada día. ¿Por qué sucede esto? ¿Hay más celiacos ahora que antes? ¿Cómo de grave puede llegar a ser esta intolerancia alimenticia? ¿Hay grados de celiaquía? En celiaquía, no hay ni mucha ni poca; o eres celiaco o no lo eres. Tampoco existe una pastilla mágica para eliminarla.
Para responder a todas las dudas que nos surgen con respecto a la enfermedad celíaca hemos entrevistado a Laura Marín, farmacéutica y especialista en psiconeuroinmunología, además de autora de dos libros: ‘Corazón verde’, y ‘Aurora y la celiaquía’.
Qué es la celiaquía y porqué cada vez lo escuchamos más
Como comienza explicando la experta, «está de moda hablar del gluten, pero existe mucha confusión en torno al mismo y sus implicaciones en la salud. Todos hemos oído expresiones como ‘soy celiaco’, ‘soy sensible al gluten’, ‘tengo alergia al trigo’ o, simplemente, ‘estoy haciendo una dieta sin gluten porque me siento mejor’”.
El gluten, que significa ‘pegamento’ en latín, es el nombre comúnmente utilizado para referirse a una combinación de proteínas encontradas en algunos cereales como el trigo, la cebada, el centeno y algunas variedades de avena, así como sus híbridos y derivados.
El problema principal de las proteínas del gluten «es que son muy difíciles de digerir porque son resistentes a la acción de las proteasas (enzimas necesarias para digerir las proteínas). Además, contienen multitud de regiones susceptibles de provocar problemas autoinmunes como es el caso de la celiaquía«.
La celiaquía no es una moda, ni una alergia ni tampoco intolerancia. «Es una enfermedad autoinmune en la que se crea una confusión a nuestro sistema de defensa y nuestro cuerpo reacciona ante el gluten equivocadamente, como si se tratara de un peligro», explica Marín.
Qué pasa si somos celiacos pero no lo sabemos
La ingesta repetida de gluten «desencadena de manera continua la respuesta inmune creando una inflamación crónica, con aumento de la permeabilidad intestinal. Esta circunstancia convierte a la celiaquía en un trastorno sistémico que a largo plazo puede ocasionar trastornos graves en cualquier órgano del cuerpo (cáncer intestinal, osteoporosis, infertilidad, linfoma, enfermedad cardíaca…)».
La enfermedad celiaca «afecta a personas genéticamente susceptibles. Esto significa que tienen unos genes que las predisponen a ello desde que nacen. Sin embargo, estos genes se tienen que activar y en algunas personas sucede (y presentan la enfermedad) y en otras no».
En nuestro país, una gran parte de las personas con celiaquía aún no están diagnosticadas. Si bien la prevalencia estimada de la enfermedad es de entre el 1 y 2 por ciento de la población, se considera que sólo entre el 15 y el 20 por ciento están diagnosticadas.
Causas para desarrollar celiaquía y síntomas
La causa exacta de la enfermedad celíaca «aún no se conoce por completo, pero se cree que es una combinación de factores genéticos y ambientales lo que desencadena una respuesta inmunológica anormal en personas genéticamente predispuestas».
Con respecto a los síntomas, «varían mucho según la edad, y de una persona a otra. Además, pueden incluir tanto síntomas digestivos como no digestivos. Entre los síntomas digestivos más comunes encontramos: diarrea crónica, hinchazón abdominal, dolor abdominal, gases, pérdida de peso, náuseas y vómitos, estreñimiento, y heces pálidas y grasosas»
En cuanto a los síntomas no digestivos que podrían presentarse, Laura Marín habla de fatiga crónica, anemia, dolor en las articulaciones, erupciones cutáneas (dermatitis herpetiforme), dolor de cabeza, irritabilidad, pérdida del esmalte dental, o retraso en el crecimiento en el caso de los niños.
Es importante destacar que no todas las personas con celiaquía presentan todos estos síntomas, y algunas pueden tener síntomas muy leves o incluso ninguno. Esta es una de las razones por las que el porcentaje de diagnóstico es tan bajo.
Una enfermedad difícil de diagnosticar correctamente
Además de la variedad de síntomas posibles, tampoco ayuda la dificultad que conlleva el diagnóstico: requiere pruebas específicas y su confirmación debe basarse en una combinación de hallazgos de la historia clínica, el examen físico, la serología y la endoscopia alta con toma de biopsias múltiples del duodeno.
«Recientemente, se ha añadido otra prueba que es la citometría de flujo de las biopsias duodenales y que determina el linfograma intraepitelial. Esta prueba es especialmente útil en personas con anticuerpos negativos o con daño intestinal que no llega a la atrofia«.
Tratamiento tras el diagnóstico
Hasta el momento el único tratamiento para la celiaquía es mantener una dieta estricta sin gluten de por vida, independientemente de si se presenta sintomatología o no. «De manera que ni trazas, ni migas, ni contaminación cruzada» añade la experta.
Ante un diagnóstico de celiaquía, «necesitamos aprender desde cero, construir una etapa sobre la que no sabemos nada y todos la vivimos de diferente manera. Sí o sí nos vamos a tener que implicar ya que se trata de una enfermedad crónica que va a requerir de seguimiento por parte de un médico, pero también que pongamos mucho de nuestra parte».
«Como profesional de la salud y madre de una niña con celiaquía, es importante que todos los diagnosticados sepan que su calidad de vida no va a depender únicamente de nuestra dieta. Vamos a necesitar vernos desde todos los ángulos: físico, emocional y social, con una visión integrativa, viendo cómo los hábitos construyen nuestra salud: una buena gestión del estrés, descanso, sueño, ejercicio, rodearnos de personas que entiendan nuestra enfermedad y que quieran ayudarnos en nuestro proceso».
Artículo tomado de 20minutos, lea el original aquí.