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Claves para entender la Ley del Café aprobada por el Senado

El Senado aprueba por unanimidad la Ley de Desarrollo Sustentable de la Cafeticultura. Más apoyo, justicia y futuro para el café y sus productores en México.

El pasado 10 de abril de 2025, el Senado de la República aprobó por unanimidad la nueva Ley de Desarrollo Sustentable de la Cafeticultura, un hecho calificado como «histórico» por legisladores de todos los partidos. Más allá del tecnicismo legislativo, esta norma representa un cambio de fondo en cómo se entiende, organiza y protege la producción de café en México.

¿Qué es la Ley de Desarrollo Sustentable de la Cafeticultura?

Es una nueva legislación que sustituye a una ley obsoleta de 1972 y establece por primera vez un marco legal integral y actualizado para fortalecer toda la cadena de valor del café. Esto abarca desde la producción hasta la comercialización, pasando por la capacitación, investigación, calidad, financiamiento, comercio justo y sostenibilidad ambiental.

Impulsada por los senadores Susana Harp Iturribarria y Manuel Huerta Ladrón de Guevara, esta ley nace del trabajo conjunto entre las Comisiones de Agricultura y Estudios Legislativos, Primera. Fue aprobada con 86 votos a favor, cero en contra y sin abstenciones, lo que demuestra el consenso nacional sobre su relevancia.

¿Por qué era urgente esta ley?

Desde la desaparición del Instituto Mexicano del Café (Inmecafé) en 1993, no existía una instancia coordinadora ni una política pública clara que articulara el desarrollo cafetalero. Esto dejó a más de 500,000 productores —muchos en pobreza— sin respaldo técnico ni económico, expuestos a la volatilidad del mercado y a prácticas abusivas de intermediarios.

Al mismo tiempo, el café mexicano compite con gigantes como Brasil, Vietnam y Colombia, sin contar con los apoyos mínimos para posicionar su alta calidad en el mercado internacional. El resultado: México es el productor 11 del mundo, pero el café nacional no refleja su verdadero valor en los bolsillos de quienes lo cultivan.

¿A quién beneficia esta ley?

  •  A los productores:

Se crean mecanismos para obtener precios de referencia, basados en estudios del mercado, que ayuden a los cafeticultores a negociar con más poder frente a acopiadores y evitar los abusos del llamado «coyoteo».

Se impulsa el acceso a capacitación técnica, investigación e innovación tecnológica.

Se reconoce al café como un producto estratégico, lo cual facilita la canalización de recursos públicos al sector.

  •  A las comunidades rurales e indígenas:

Más del 70% de los cafeticultores son indígenas o afromexicanos, muchos de ellos mujeres.

La ley busca fortalecer su rol económico y social, mediante el impulso a modelos de producción bajo sombra, que preservan bosques, biodiversidad y cultura.

  •  Al consumidor:

Establece principios de trazabilidad, es decir, conocer el origen y las condiciones del café que se consume.

Incentiva prácticas de comercio justo y sustentabilidad, lo que significa mejor calidad, transparencia y ética en el producto final.

  •  Al país:

Refuerza la soberanía alimentaria, al tratar al café como un bien estratégico.

Permite enfrentar con mayor preparación los efectos del cambio climático, al establecer un capítulo específico sobre resiliencia climática y financiamiento verde.

¿Qué herramientas crea la ley?

  • Comisión Nacional para el Desarrollo de la Cafeticultura Mexicana: espacio donde productores, gobierno e industria diseñarán políticas públicas.
  • Sistema Nacional de Información Cafetalera: una base de datos que permitirá decisiones informadas y seguimiento de precios.
  • Programas de capacitación, certificación y financiamiento climático para productores.
  • Certificaciones y reconocimiento oficial al cultivo bajo sombra, como forma de producción ambientalmente responsable.

¿Qué no hace esta ley?

  • No impone precios fijos ni colusión de productores.
  • No invade competencias federales ni contradice tratados internacionales.
  • No limita la competencia; al contrario, busca nivelar el terreno para los pequeños productores.

¿Por qué importa para la gente?

Porque cada taza de café que se sirve en casa o en una cafetería oculta una historia de esfuerzo, inequidad y falta de reconocimiento. Esta ley no solo reordena el sector: rescata la dignidad del campo mexicano y brinda herramientas reales para que las familias productoras vivan mejor, produzcan con sustentabilidad y reciban un precio justo.

¿Qué sigue?

El dictamen fue turnado a la Cámara de Diputados, donde deberá ser discutido y aprobado para convertirse en ley vigente. De hacerlo, México no solo tendría una ley moderna y justa, sino una nueva forma de mirar al café.

Artículo tomado de El Economista, lea el original aquí.

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