Docta Magazine

Los líderes más fuertes evitan estos 5 errores de gestión

Imagen de senivpetro en Freepik

El futuro del liderazgo no se trata de heroísmo individual, sino de crear ecosistemas donde el potencial colectivo pueda florecer.

  • Las personas, no las herramientas, impulsan la innovación en la era de la IA.
  • El consenso y la inteligencia emocional desbloquean la resiliencia y creatividad organizacional.
  • El liderazgo adaptativo y basado en valores construye equipos alineados con un propósito y preparados para el futuro.

n una era de disrupción tecnológica e incertidumbre económica, una investigación de Harvard Business Review de 2024 revela que la «guerra por el talento» sigue vigente, con un 91.9% de los ejecutivos señalando los obstáculos culturales como la mayor barrera para la transformación organizacional.

A lo largo de años como emprendedor social y director de operaciones (COO) de una empresa de software a la medida, he aprendido que las organizaciones más exitosas rara vez se construyen solo con esfuerzos individuales, sino más bien con líderes que reconocen que las personas son su mayor activo.

Los líderes no deben ser solo tomadores de decisiones, sino también cultivadores de talento, innovación y crecimiento colectivo. Por lo tanto, el liderazgo debería ser menos sobre mandar y más sobre conectar y crear ambientes donde el potencial humano pueda realmente florecer.

Estos son cinco errores que los líderes deben evitar en 2025.

1. Descuidar el desarrollo humano

Cuando la inteligencia artificial (IA) comenzó a transformar nuestra industria, observé a profesionales talentosos preocuparse por su futuro. El temor no era solo por la seguridad laboral, sino por la relevancia. Por el contrario, aunque un informe de McKinsey revela que el 92% de las empresas planea aumentar sus inversiones en IA, solo el 1% considera que su implementación es realmente madura.

El mayor activo de cualquier empresa no es su tecnología, sino su gente. El liderazgo en la era de la IA no se trata solo de implementar las últimas herramientas, sino de crear ambientes donde el potencial humano pueda prosperar. Las empresas innovadoras están eligiendo cuidadosamente cómo integrar la IA, equilibrando las capacidades tecnológicas con la experiencia humana. Reconocen que algunos roles pueden transformarse o reemplazarse, mientras que otras herramientas tecnológicas suplantarán otros.

La tecnología funciona mejor como un aliado que potencia la creatividad humana y la capacidad de resolver problemas. El objetivo no es evitar el cambio tecnológico, sino usarlo de manera estratégica, permitiendo que el potencial humano y las herramientas impulsen juntos el crecimiento organizacional.

2. No fomentar una cultura basada en el consenso

Reunir perspectivas diversas resulta cada vez más valioso en las organizaciones actuales. Aunque los enfoques tradicionales de arriba hacia abajo funcionan en algunas situaciones, los métodos colaborativos suelen generar más innovación. La mayoría de los equipos se benefician al encontrar un buen equilibrio entre tomar decisiones oportunas e incluir diferentes puntos de vista.

Las culturas basadas en el consenso requieren más que simples reuniones ocasionales. Necesitan procesos estructurados que fomenten sistemáticamente el diálogo, la escucha activa y la toma de decisiones colectiva mediante talleres interfuncionales, canales de retroalimentación y más.

Muchas veces la fortaleza de una organización radica en su capacidad para transformar distintos puntos de vista en soluciones innovadoras, convirtiendo la diversidad de perspectivas de un posible conflicto en una fuente de creatividad y perspectiva estratégica.

3. Ignorar la alineación de valores

Los valores no son solo palabras en una pared; son el latido del corazón de una organización. Mantener estos principios activos en las decisiones diarias requiere un esfuerzo consciente.

Crear una verdadera alineación de valores va más allá de las buenas intenciones. Es un proceso deliberado y continuo de incorporar tus creencias en las decisiones cotidianas. Esto significa tomar decisiones que reflejen genuinamente los compromisos centrales de tu organización — ya sea la sostenibilidad ambiental, el impacto social o una inversión profunda en el aprendizaje continuo. Las organizaciones exitosas suelen tomarse el tiempo para aplicar cuidadosamente sus valores en situaciones y decisiones diarias.

La clave es la autenticidad. Cuando las acciones de una organización reflejan consistentemente sus creencias declaradas, algo poderoso sucede. Los empleados dejan de ser solo trabajadores y se convierten en creyentes. Los clientes pasan de ser simples transacciones a ser seguidores leales y embajadores. La organización misma se transforma en algo más que un negocio: se vuelve una comunidad con un propósito compartido.

4. Subestimar el liderazgo adaptativo

La complejidad de las organizaciones modernas demanda más que los enfoques tradicionales de liderazgo. El liderazgo adaptativo, un marco desarrollado por académicos de Harvard, reconoce que los desafíos más urgentes de hoy no pueden resolverse todos con el conocimiento existente. He visto cómo las industrias se han transformado más rápido en los últimos cinco años que en las dos décadas anteriores, lo que significa que el liderazgo actual consiste en guiar a las organizaciones a través de cambios sin precedentes.

Este enfoque distingue dos tipos de desafíos: problemas rutinarios con soluciones conocidas y cuestiones complejas que requieren un pensamiento novedoso. Un buen liderazgo implica crear un ambiente donde los equipos puedan resolver problemas juntos, en lugar de esperar que los líderes tengan todas las respuestas. Los equipos efectivos desarrollan la capacidad de adaptarse rápidamente frente a situaciones inesperadas.

5. Pasar por alto la inteligencia emocional

En un mundo donde la inteligencia artificial puede encargarse de tareas más técnicas, la conexión humana se ha convertido en nuestra moneda más valiosa. He visto equipos brillantes desintegrarse, no por desafíos técnicos, sino porque fallaron en comunicarse y entenderse mutuamente.La inteligencia emocional no es una habilidad blanda — es la base de cómo trabajamos juntos. Significa crear espacios donde las personas se sientan seguras para compartir ideas, donde las diferencias se vean como fortalezas y donde el éxito se mida no solo por números, sino por cómo nos tratamos entre nosotros. Los equipos más poderosos son aquellos que saben cómo sacar lo mejor de cada uno.

Artículo tomado de Entrepreneur, lea el original aquí.

Dejar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.