Durante la COP28, 20 países llamaron a triplicar las capacidades de este tipo el mundo hasta 2050 respecto a los niveles de 2020, para reducir la dependencia del carbón y el gas.
La energía nuclear fue una de las protagonistas inesperadas de la COP28, la cumbre climática de Naciones Unidas que se celebró en Dubái. Durante el encuentro, 20 países —incluidos Estados Unidos, Francia y Emiratos Árabes Unidos— llamaron a triplicar la producción de energía nuclear hacia 2050.
El presidente francés, Emmanuel Macron se congratuló de «un paso importante» que «compromete al mundo a una transición sin combustibles fósiles» y pidió «acelerar» la lucha contra el calentamiento global.
En un mensaje en la red social X destacó además el reconocimiento del «papel clave de la energía nuclear» que defendía Francia, en paralelo a la necesidad de triplicar las energías renovables.
Sin embargo, las organizaciones de protección al medio ambiente no están de acuerdo sobre que la energía nuclear sea una solución permanente.
Las plantas nucleares “son una solución transitoria”, dice Rodolfo Godínez, director de Diplomacia en The Climate Reality Project América Latina, quien explica que la construcción, operación, mantenimiento y cierre de este tipo de complejos es muy costoso.
Una discusión de varias décadas
El debate en torno a energías renovables y la opción nuclear está vigente desde hace décadas, aunque organismos como la Agencia Internacional de la Energía (AIE) insisten en que ambas opciones son totalmente compatibles.
Los defensores de esta energía defienden su flujo ininterrumpido, que permite proporcionar electricidad casi sin emitir gases de efecto invernadero.
Estados Unidos, Francia o Japón forman parte del grupo de 20 países dispuestos a triplicar su producción energética de origen nuclear de aquí a mediados de siglo.
«La realidad de los hechos y la evidencia nos dicen que no se puede llegar al cero neto en 2050 sin algo de energía nuclear», en palabras del enviado especial para el clima de Estados Unidos, John Kerry.
«No estamos argumentando que esta vaya a ser absolutamente una alternativa radical a cualquier otra fuente de energía», dijo Kerry.
Descalificar esta energía por las fallas de determinados proyectos sería «un error», explicó el director general del Organismo Internacional de la Energía Atómica, Rafael Grossi, en una entrevista con la AFP en la COP28.
Según cálculos del OIEA, 412 reactores nucleares en 31 países facilitan actualmente casi el 10% del total de producción eléctrica mundial.
Eso representó en 2022 el equivalente a 2,545 teravatios (TWh). Un teravatio equivale a 1,000 gigavatios.
Comparativamente, la energía nuclear es la más rentable en términos de inversión por gigavatio generado respecto a cualquier fuente renovable, según un informe conjunto de 2020 de la AIE y el OIEA.
«Ya tenemos 10 países que han entrado en fase de decisión (para construir centrales nucleares) y otros 17 que están en proceso de evaluación», dijo Grossi el 28 de noviembre, durante la Exposición Nuclear Mundial de París. «Habrá una decena o 13 (nuevos) países nucleares dentro de unos años», añadió.
Una solución cara
Los accidentes nucleares de Chernobil (1986) o Fukushima (2011) jugaron en favor de los críticos del átomo, empezando por las organizaciones ecologistas.
Con energía nuclear no generas emisiones de gas de efecto invernadero, generas mínimas, por diversos aspectos de procedimiento”, pero indica que las barras de uranio usadas en el procedimiento siguen generando radiactividad después del fin de su vida útil por muchos años.
Países como Alemania renunciaron a su parque nuclear, pero crisis como la guerra en Ucrania han puesto en entredicho este tipo de medidas drásticas.
«No tenemos tiempo que perder en distracciones peligrosas como la energía nuclear», reaccionó Jeff Ordower, director para América del Norte del grupo ambientalista 350.org.
«Para que la energía nuclear avanzada pueda estar a la altura de sus promesas, los responsables políticos deberán comprometerse seriamente», explicó en un reciente artículo el Instituto Breakthrough, basado en California.
El director de Diplomacia en The Climate Reality Project América Latina señala que los costos de una planta nuclear son muy altos desde la instalación de la planta, que debe contar con una tecnología específica y no puede ser construida en cualquier área.
“Necesitas que no sea una zona sísmica, que no sea una zona de pluvosidad. No puede solo ir sembrado plantas nucleares en cualquier sitio”, indica Rodolfo Godinez.
Además, la construcción de los reactores nucleares en el pasado ha sufrido retrasos de hasta 10 años por reveses industriales.
Otro costo que Godínez señala es la construcción de sarcófagos
Además, señala que buena parte de los costos operativos de este tipo de complejo están en las medidas de seguridad “Las plantas nucleares tienen medidas de seguridad redundantes, es decir, si falla algo, tienes otra medida que te protege.
Pero ¿cómo garantizar la financiación de estos proyectos faraónicos y arriesgados, cuya vida se prolonga durante décadas?
«Hay trabajo por delante», reconoce Rafael Grossi.
Países como Sudáfrica, Marruecos, Kenia o Filipinas necesitan el respaldo de grandes instituciones internacionales para desarrollar su sector atómico.
«Hay disposiciones legales, a veces en determinadas instituciones de crédito internacionales, que excluyen la energía nuclear. Creo que eso está completamente obsoleto. No corresponde a ningún criterio científico o tecnológico. Creo que son más bien cosas del pasado», indica.
El Banco Mundial, por ejemplo, no ha financiado un proyecto nuclear desde 1959.
Además del costo financiero, Godínez de The Climate Reality Project subraya las consecuencias que los residuos nucleares pueden tener en la salud y en el medio ambiente.
Con información de AFP y Reuters
Artículo tomado de Expansión, lea el original aquí.