Dos nuevos microsismos se sintieron en la capital del país la tarde de este jueves 14 de diciembre, de 3.2 y 2.4 grados respectivamente, ambos con epicentro en el suroeste.
Dos nuevos microsismos se sintieron en la capital del país la tarde de el jueves 14 de diciembre, uno de 3.2 grados y 2.4 respectivamente, ambos con epicentro en el suroeste; un hidrogeólogo dice que la extracción de agua de los mantos acuíferos podría ser una de las causas, pero no la única
Dos nuevos microsismos se sintieron en la capital del país la tarde de este jueves 14 de diciembre, el primero, de 3.2 grados, al noreste de la Magdalena Contreras, a las 14:13 horas, y el segundo, de 2.4, al sureste de Álvaro Obregón, a las 14:15, de acuerdo con el Servicio Sismológico Nacional (SSN). Dos días antes se habían presentado otros cuatro microsismos con la misma zona epicentral, por lo que la gente se pregunta, qué los podría estar ocasionando.
De acuerdo con el hidrogeólogo Martín Argueta Hernández, los sismos definitivamente no se pueden predecir, pero algunas causas de los microsismos sí tienen líneas científicamente identificadas, una de ellas es la extracción del agua de los mantos acuíferos o agua subterránea en las grandes ciudades, como la capital mexicana.
“Estos movimientos pueden deberse a asentamientos de una parte del terreno, distinto a los movimientos de grandes bloques que ocurren en Oaxaca, Guerrero o Michoacán. Aquí son pequeños bloques en zonas que resienten el movimiento”.
Aunque asegura que sí es una de las causas de microsismos, comparte que no es la única, también hay situaciones de estructuras o lineamientos, una especie de cuarteaduras grandes que tenemos en el subsuelo de la Ciudad de México, además tenemos saltos, pozos donde se han realizado estudios que demuestran temperaturas de 35°C, evidencia de que tenemos zonas de debilidad porque está ascendiendo agua caliente, el mismo asentamiento del aeropuerto, todas estas situaciones que se presentan de reacomodo resultan en pequeños bloques de sismos en la capital.
Según datos del SSN, estos movimientos se están dando principalmente en la parte poniente, ahí es donde pueden existir estos pequeños reacomodos y no hay que descartar que inclusive en algunas partes de las alcaldías Álvaro Obregón, y parte de Miguel Hidalgo, pues existen minas, pequeñas cavernas que se realizaron en años anteriores y que tienen acomodos, con cadenas que se van uniendo a los efectos de la sobreexplotación.
Aunque lo que ocurre en la Ciudad de México no es comparable con prácticas como el fracking (técnica para posibilitar o aumentar la extracción de gas y petróleo del subsuelo), el efecto es por la extracción que se ha tenido, pero también el tipo de terreno que tenemos, las fracturas que existen, asentamientos de fallas y la presencia de algunas estructuras, todo esto agudiza las posibilidades de microsismos. “El tipo de material que tenemos en Ciudad de México, al ser extraído, junto con una cantidad determinada de agua, los materiales se compactan, en esa compactación se generan asentamientos periódicos. Un ejemplo clásico es el Monumento a la Independencia, que hace muchos años estaba a nivel de piso y ahora le han puesto escalones porque a su alrededor se está hundiendo”.
El especialista recordó que el fenómeno está bien documentado desde hace años por el servicio geológico mexicano y el Gobierno de la Ciudad de México, de hecho, uno de los grandes laboratorios de mecánica de suelos está en la capital del país.
¿Qué puede hacer la ciudadanía?
Si bien Argueta Hernández recalca que nada podemos hacer para evitar los sismos, ni predecirlos, lo que sí podemos hacer es concientizarnos sobre el uso correcto del agua, dijo que desde casa hasta la industria, al bajar nuestro consumo, eso a su vez reduce la demanda y permite que las autoridades tengan un cuidado importante con las redes de distribución, porque además en la capital lidiamos con la fuga que se tiene y que provoca que no llegue suficiente agua a los domicilios. “Con esto gran parte de la extracción se pierde”.
Dijo que nuestra visión tiene que ser sobre un manejo diferente del agua, en el reuso del agua, esta es una buena práctica donde toda la sociedad debe participar, no solo los especialistas. Agrega que el movimiento podría disminuir una vez que los sedimentos a los que se les ha extraído agua terminen de consolidarse y lleguen a un equilibrio, recordó además que no todos los sedimentos generan asentamientos, se trata de arcillas las que generan estos asentamientos.
Concluye que ahora que nos hemos vuelto más sensibles a estos fenómenos, aunque esto ocurre desde hace muchos años, debemos aprovechar para reflexionar sobre nuestras prácticas como ciudadanos.
Artículo tomado de El Economista, lea el original aquí.