Los estragos que la pandemia dejó en la dinámica del consumo y la crisis en la cadena de suministro sumaron al declive financiero de algunas compañías.
En el 2023 la pandemia por covid-19 pareció desvanecerse. Pero los estragos que dejó esta en el consumo, aunado a una crisis en la cadena de suministro que se arrastraba desde hace unos años, dejó a más de una compañía con finanzas debilitadas y en proceso de quiebra. Y la emblemática WeWork no fue la única.
Las compañías de consumo fueron las principales afectadas. Los cambios en los patrones de compra tras la pandemia y un fuerte crecimiento en el comercio electrónico dejó a un par de gigantes en la cuerda floja.
Empresas en bancarrota en 2023
Wework
El gigante WeWork se declaró en estado de bancarrota en noviembre pasado. La compañía dedicada a la renta de oficinas compartidas había logrado un exitoso crecimiento unos años antes de la pandemia.
El éxito de la compañía, que parecía estar revolucionando el mercado, terminó cuando el virus de Covid-19 obligó a los trabajadores a llevar sus labores desde casa y al sector de alquiler de oficinas a una crisis. WeWork se declaró en quiebra al no poder sostener sus obligaciones de deuda valuadas en alrededor de 18,656 millones de dólares al tercer trimestre del año.
La compañía no ha dejado de dar servicio, pero pidió rescindir muchos de los contratos de arrendamiento que tenía en ese momento. WeWork llegó a tener un valor de mercado de 47,000 millones de dólares y tenía hasta hace unos meses 660 inmuebles en 37 países. Su primer inmueble está ubicado en Soho, un exclusivo barrio de Nueva York.
La empresa fundada en 2010 por Adam Neumann y Miguel McKelvey experimentó una caída significativa en el valor de sus acciones en Wall Street, alcanzando un nuevo mínimo histórico de 1.05 dólares, con una disminución diaria del 54%.
WeWork logró un crecimiento acelerado a través de captar recurrentemente inversiones en rondas de financiación. Incluso tiene al gigante Softbank como accionista. Pero la compañía nunca logró ser realmente rentable.
A pesar de los esfuerzos de la compañía por renegociar espacios, enfrenta obligaciones de arrendamiento a largo plazo cercanas a los 16,000 mdd, según documentos regulatorios presentados en septiembre.
Tupperware
Después de siete décadas en el mercado, el fabricante de recipientes para alimentos Tupperware anunció que está a un paso de la quiebra, ya que enfrenta problemas financieros que han impactado su liquidez, a pesar de los intentos por impulsar las ventas a través de tiendas de autoservicio y marketplaces como Amazon.
La empresa reconoció que a raíz de los cierres comerciales en 2020 por la pandemia, la «productividad general y no recurrente de la fuerza de ventas» se vio afectada, especialmente con la pérdida de fuerza en las dinámicas de ventas directas, como la distribución de catálogos en oficinas y escuelas debido al cambio hacia el modelo de trabajo híbrido.
Tupperware fue altamente popular en los años 70 e incluso el término «tupper» se convirtió en sinónimo de los recipientes de plástico. Sin embargo, la compañía está lidiando con revitalizar las ventas tras los desafíos de la pandemia y la competencia de marcas que ofrecen productos similares a precios más bajos.
Pese a ello, en abril el fabricante anunció la búsqueda de mejoras en su estructura de capital y contrató asesores financieros para obtener financiamiento adicional, al admitir «dudas sustanciales» sobre su capacidad para seguir operando sin obtener suficiente capital.
En la bolsa de valores de Nueva York, las acciones de Tupperware, valoradas en 61.8 mdd, experimentaron una caída significativa, al cerrar a 1.40 dólares por acción el 17 de abril, comparado con los 2.42 dólares el 6 de abril, un día antes de su declaración sobre la debilidad financiera.
Bed, Bath & Beyond
La compañía dedicada al retail de productos para el hogar y decoración se declaró en bancarrota en abril pasado. La empresa de Nueva Jersey tomó la decisión al no poder hacer frente a pasivos por 5,200 millones de dólares.
La compañía no pudo remediar los problemas financieros que arrastraba desde hace algunos años. Tras ello decidió “hacer una liquidación ordenada de sus negocios”, según dijo en un comunicado. En enero, antes del anuncio, comenzó a incumplir con sus obligaciones de deuda.
Cuando se declaró en bancarrota acumulaba una deuda total de 5,200 millones de dólares y activos por 4,401 millones de dólares. Bed, Bath & Beyond fue una las compañías que no pudo hacer frente al rápido crecimiento del comercio electrónico.
En junio Overstock pagó 21.5 millones de dólares para adquirir la propiedad intelectual de la marca en bancarrota. Con ello, la compañía de venta por internet comenzó a operar su sitio web bajo el nombre de Bed Bath & Beyond, ya posicionada en el mercado.
Lordstown
A finales de junio la empresa estadounidense de camionetas eléctricas Lordstown Motors se declaró en quiebra, suceso que ya había anunciado sería posible de acontecer desde 2021.
El anuncio de la bancarrota lo hizo a la par de una demanda a la trasnacional de productos electrónicos Foxconn, empresa a la que también responsabilizó de lo sucedido por “fraude” y por “incumplimiento deliberado y constante de compromisos comerciales y financieros”, de acuerdo con un documento consultado por AFP.
Las acciones de la taiwanesa Foxconn, que era su accionista mayoritario, “causaron un daño material a la empresa, así como a sus perspectivas», señaló Lordstown en el documento, justificando así la solicitud de protección de bancarrota de Lordstown, llevada a cabo frente a autoridades comerciales de su país de origen.
Como parte de su diversificación, Foxconn adquirió el año pasado una planta de ensamble de vehículos a la estadounidense en Ohio. En el acuerdo también se contemplaba que Foxconn ayudaría con tecnología a Lordstown. La compañía norteamericana aseguró que la taiwanesa “no tenía intención de cumplir con sus compromisos”, pero Foxconn rechazó las acusaciones.
Artículo tomado de Expansión, lea el original aquí.