A pesar de que su comercialización estuvo prohibida, los productores sonorenses han trabajado para revitalizar esta bebida, obteniendo la denominación de origen en el año 2000.
El bacanora, un destilado arraigado en las tradiciones de la sierra de Sonora, está experimentando un resurgimiento en la escena de las bebidas espirituosas, tanto a nivel nacional como internacional. Elaborado a partir del agave angustifolia haw, conocido localmente como yaquiana, el bacanora ha sido durante mucho tiempo una bebida de importancia cultural en la región.
Sin embargo, su historia estuvo marcada por un período de prohibición que comenzó en 1915 con la llamada ‘Ley Seca’ impuesta por el gobernador Plutarco Elías Calles. Esta medida sumió al destilado sonorense en la clandestinidad y afectó gravemente su producción y distribución hasta el levantamiento de la prohibición en 1992. A pesar de este revés histórico, los productores sonorenses han trabajado para revitalizar esta bebida, obteniendo la denominación de origen en el año 2000 y estableciendo medidas reguladoras para su producción y comercialización.
En la actualidad, el bacanora está ganando popularidad entre los consumidores de agave, tanto en México como en el extranjero. Empresas como Agaves Prohibidos están liderando este resurgimiento, estableciendo estándares de calidad y expandiendo su presencia en mercados internacionales como Estados Unidos y Europa.
“Los destilados son la categoría que más crece a nivel mundial, claramente el tequila es el que les gana a todos, por mucho. El mezcal va muy bien, y luego está el bacanora”, dice Ernesto Rivas, director general adjunto de Agave Prohibido, empresa dueña de Bacanora Aguamiel y 100 Pueblos.
Rivas revela que en los últimos cuatro o cinco años ha observado el surgimiento de entre 25 y 20 nuevas marcas de bacanora. Además, anticipa un aumento en este número en los próximos cinco años. Rivas enfatiza que, aunque habrá algunas marcas líderes en el mercado, la mayoría de las nuevas marcas son de tamaño pequeño. Sin embargo, advierte que si grandes jugadores entran en la industria, les tomará al menos dos o tres años superar la producción de los líderes actuales.
Por otro lado, el Consejo Regulador estima una producción anual de bacanora entre 250,000 y 300,000 litros. De este total, más de la mitad proviene de marcas no registradas. Rivas destaca que una gran cantidad de bacanora se produce de forma artesanal en las destilerías ubicadas en las sierras, principalmente para consumo local o venta entre familiares. Actualmente, el bacanora se elabora en 35 municipios del estado, conocido por su producción de litio, camarón y cobre.
Agaves Prohibidos identificó una oportunidad para impulsar su producto insignia, el Bacanora Aguamiel, en 2016. La empresa trabajó con los productores, implementó medidas para estandarizar los procesos, como la temperatura de fermentación, con el objetivo de garantizar la consistencia en el sabor del destilado.
Ernesto Rivas, inmerso en el ámbito del marketing para Aguamiel desde 2018, vislumbró un futuro prometedor y decidió lanzar su propia marca de Bacanora, 100 Pueblos, en 2020. Este año marcó la fusión de ambas marcas bajo el paraguas de Agaves Prohibidos.
Ubicada en el municipio de Suaqui Grande, la destilería de la empresa satisface la demanda del mercado mexicano y ha encontrado un nicho en Arizona, a pesar de las restricciones previas.
La producción anual de la compañía asciende a 30,000 litros, con un 15% destinado a los mercados internacionales en 2023, cifra que se espera que aumente al 25% este año. Rivas prevé un crecimiento del 40% en la producción para este año, en comparación con el 34% de 2023.
Con la mira en Estados Unidos y Europa
Con un aumento del 400% en los ingresos por exportaciones a los Estados Unidos, Agaves Prohibidos tiene claro que su mercado objetivo es este país, donde los destilados mexicanos están ganando terreno gracias a la creatividad de los mixólogos. Además de Arizona, la empresa envía productos a California, Florida y, próximamente, Texas.
Si bien el enfoque principal está en Estados Unidos, Agaves Prohibidos está expandiendo su presencia en Europa, con un crecimiento notable en Ámsterdam y España. Sin embargo, el mercado ruso, que anteriormente era un punto clave de consumidores, se ha visto afectado por la guerra, lo que ha obligado a la empresa a redirigir sus esfuerzos.
En México, el crecimiento de Aguamiel y 100 Pueblos se impulsa desde destinos turísticos internacionales como la Riviera Maya y la Riviera de Nayarit, donde los consumidores extranjeros representan una parte significativa de la clientela en bares, restaurantes y discotecas. Además, la empresa está colaborando estrechamente con mixólogos para promover la bebida en estos lugares y facilitar su acceso a través de tiendas especializadas en licores y supermercados.
Actualmente, la familia Rivas tiene planes de expansión, incluida la instalación de una nueva destilería para aumentar su capacidad de producción a 100,000 litros, superando los 60,000 litros actuales. Este paso, junto con una mejor ubicación, permitirá una conexión más efectiva con los centros de consumo.
«Estamos en búsqueda de fondos para impulsar el crecimiento de nuestras marcas, especialmente en los mercados internacionales. Los recursos financieros se destinarán principalmente a expandir nuestra capacidad de producción y así poder cumplir con nuestras proyecciones de crecimiento», afirma Rivas.
El mercado de bebidas espirituosas alcanzó un valor de 196,550 millones de dólares en 2022. Se proyecta que los ingresos totales experimentarán un crecimiento anual compuesto del 33%, llegando a los 271,940 millones de dólares para el año 2032, según datos de Stringent Datalytics.
Artículo tomado de Expansión, lea el original aquí.