Casi la mitad de la población tiene algún trastorno del sueño, de entre los 100 que existen. La falta de horas de descanso es uno de los más prevalentes, con consecuencias a medio y largo plazo sobre la salud general.
“El sueño saludable es aquel que se adapta a las necesidades de la persona y su entorno, es satisfactorio, tiene una duración y horario adecuado, es eficiente sin periodos de despertar durante la noche y permite una alerta sostenida durante las horas de vigilia». Esta afirmación de la doctora Ana Fernández Arcos, de la Sociedad Española de Neurología (SEN) nos pone sobre la pista de lo que debería ser.
«Un descanso deficiente (como puede ser dormir menos de 6 horas diarias) puede tener consecuencias graves, y se asocia a problemas de salud mental, emocional y física. Además, las personas con enfermedades crónicas, miembros de minorías y personas en situación de precariedad pueden tener grandes dificultades para mantener unos hábitos de sueño óptimos».
¿Qué es la higiene del sueño?
Cuando descansamos menos horas de las necesarias, la secreción de melatonina (hormona que produce nuestro cerebro y que interviene en el ciclo natural del sueño) se ve alterada, por lo que se produce un desajuste en nuestro ciclo del sueño-vigilia. La incapacidad de dormir bien genera estrés en el organismo, que puede afectar a cualquier actividad.
Aunque en los últimos años ha habido un aumento en la concienciación sobre la importancia del sueño y de los trastornos que puede ocasionar, es necesario que todos seamos conscientes de la necesidad de mejorar la higiene del sueño. Independientemente de que se padezca un trastorno del sueño o no, la población española no descansa adecuadamente.
Prueba de lo mal y poco que dormimos es que una tercera parte de la población se despierta con la sensación de no haber tenido un sueño reparador. «Tener buenos hábitos de sueño implica intentar dormir las horas suficientes acordes con nuestra edad, mantener un horario de sueño regular y evitar factores que interfieran como cenas copiosas, tomar alcohol, fumar, padecer estrés, y usar aparatos electrónicos en los momentos previos a acostarnos».
En general, los expertos recomiendan que los adultos tengan entre 7 y 9 horas de sueño al día, aunque después de los 65 años puede ocurrir que la calidad del sueño se vea reducida por múltiples factores que pueden afectar a los ciclos circadianos. El mínimo, en cualquier caso, debería esta siempre en las 7 horas de sueño reparador y profundo.
¿Por qué es tan importante dormir bien?
El sueño es fundamental para la salud. Especialmente para la salud cerebral, porque dormir mal influye en la memoria y el aprendizaje, y aumenta el riesgo de desarrollar enfermedades neurológicas como el Alzheimer o la enfermedad cerebrovascular. Pero no descansar las horas necesarias también se ha relacionado con un mayor riesgo de trastornos metabólicos, infecciones o mortalidad prematura.
Además, desde la SEN hablan de la implicación de la falta de sueño en accidentes laborales o durante la conducción. Los pacientes con enfermedades neurológicas son más susceptibles a padecer trastornos del sueño y precisan de más atención para detectarlos y tratarlos correctamente. Un buen descanso repercutirá en su calidad de vida y el pronóstico de la enfermedad”.
En numerosas ocasiones, conseguir el descanso adecuado no depende sólo de una mejor educación y concienciación sobre la higiene del sueño. «Existen impedimentos, en una gran parte de la población, principalmente por las necesidades laborales, sociales y de estilo de vida que restan horas al descanso nocturno, siendo inadecuado por debajo de 7 horas en adultos», comenta la doctora Arcos.
¿Qué pasa si duermo menos de 6 horas al día?
Dormir menos de 6 horas al día durante un largo periodo de tiempo se considera privación de sueño. Si se da de forma continuada se ha asociado con diferentes problemas de salud.
«Por un lado, hay consecuencias en el día a día, debido a que puede aparecer fatiga, somnolencia diurna en situaciones no deseadas y problemas atencionales, con un peor rendimiento académico y laboral. La falta de descanso implica un peor estado de ánimo con mayor irritabilidad e impulsividad, que produce dificultades para sobrellevar los pequeños contratiempos del día a día».
Además, prosigue la doctora, «dormir pocas horas nos hace más propensos a cometer errores que pueden tener implicaciones importantes como por ejemplo el riesgo de tener accidentes de tráfico. A largo plazo se asocia a una mayor propensión a enfermedades metabólicas como la diabetes mellitus y una mayor tendencia a la obesidad, problemas cardiovasculares y trastornos mentales como la depresión o la ansiedad».
Si no duermes lo suficiente, tus defensas bajan
Por su parte, desde este diario hemos entrevistado también al doctor Jacinto Valverde, internista y colaborador de Marnys, que insiste en la gravedad de mantener esta falta de horas de sueño en el tiempo.
«Si se duerme menos de 6 horas, podemos incluso encontrar casos de alteraciones de las funciones básicas del organismo, como que las defensas se vean perjudicadas. Al dormir, el sistema inmune libera unas proteínas llamadas citocinas, que ayudan a promover el sueño y que aumentan en estados de estrés o infecciones para proteger el organismo».
Y el especialista concluye: «Cuando no se descansa adecuadamente, estos anticuerpos y células protectoras disminuyen y nuestras defensas bajan. Vemos reducida nuestra capacidad para combatir enfermedades infecciosas».
Artículo tomado de 20minutos, lea el original aquí.