La compañía registró enormes pérdidas en la filial de refinación y disminuyó las ganancias en el segmento de exploración y producción, su negocio más rentable.
En el discurso ante inversionistas, Octavio Romero Oropeza, el director de la Petróleos Mexicanos (Pemex), ha asegurado que la administración actual ha fortalecido la “frágil condición financiera” de la estatal y que la “plataforma de arranque para el próximo sexenio resulta sólida”. Pero los últimos números de la estatal no dan el mismo mensaje: Pemex perdió de abril a junio la cifra más alta desde el primer trimestre del 2020, cuando el contexto de la pandemia llevó a la mayoría de las petroleras a reducir sus ganancias y al precio del petróleo a niveles negativos, nunca antes vistos.
Pemex perdió 255,937 millones de pesos de abril a junio. Es el peor resultado para un segundo trimestre desde que se tiene registro, solo superado por la cifra negativa que rebasó los 562,000 millones de pesos resultado de las operaciones de enero a marzo de 2020, durante los primeros meses de la pandemia y en medio del nerviosismo en los mercados.
Esta vez, la administración de la estatal ha atribuido los malos resultados a las pérdidas cambiarias, es decir, a la variación del tipo de cambio entre abril y junio. En la conferencia de Pemex con analistas, la petrolera cifró esta pérdida en 159,684 millones de pesos. El mismo trimestre del año anterior había obtenido ganancias por este concepto de 105,359 millones de pesos.
Aunque esto último es un factor ajeno a la compañía, los resultados operativos tampoco ayudaron a una mejor cifra para reportar al terminar el trimestre.
Las pérdidas de la petrolera
Pemex decidió reducir drásticamente las exportaciones de crudo para priorizar el mercado interno y la operación de las refinerías, pero ello resultó en una baja importante en los ingresos por este concepto. Las ventas por envíos de crudo al extranjero cayeron en 31% hasta los 162,549 millones de pesos. La variación no fue tan alta resultado de un precio alto en el precio internacional del petróleo, pero ello afectó los números finales presentados por la compañía.
Las pérdidas netas se asimilan a los resultados negativos de Pemex Transformación Industrial, que perdió 261,741 millones de pesos, explicado por una enorme diferencia entre los ingresos de la filial y el costo por producir los combustibles. La primera variable se cifró en 497,460 millones de pesos y la segunda en 563,805 millones de pesos. Es decir, Pemex gastó más en el trimestre por la producción de combustibles y derivados del petróleo que los ingresos que resultaron de la venta de estos.
Pemex Exploración y Producción –la filial más rentable de la compañía– redujo de manera significativa sus ingresos, que pasaron de 88,904 millones de pesos durante abril a junio de 2023 a 6,693 millones de pesos en el último trimestre. De esta manera, los resultados de este segmento de negocio no lograron compensar las pérdidas del negocio de refinación y fertilizantes.
Sin importar los resultados financieros, Pemex continúa aumentando su apuesta por la producción de gasolinas y ha presumido un crecimiento de participación en las ventas internas del mercado de petrolíferos, aunque ello le ha costado cuantiosas pérdidas que incluso han borrado los apoyos fiscales ofrecidos por el gobierno federal.
Pese a las cifras presentadas en el trimestre, Romero Oropeza de la compañía ha refrendado en la conferencia con inversionistas que “no resulta exagerado utilizar el concepto de rescate” a lo que se ha hecho con la estatal en los últimos seis años.
Artículo tomado de Expansión, lea el original aquí.