La migraña puede incapacitar en el día a día al afectado si llega a cronificarse.
Algunas de las afecciones más frecuentes son, también, de las más perjudiciales para llevar a cabo nuestras actividades rutinarias. La Organización Mundial de la Salud (OMS) considera a la migraña como una de las veinte enfermedades que más incapacitan a los seres humanos en todo el mundo. Esta condición neurológica es más que un simple dolor de cabeza y sigue siendo necesario adoptar estrategias para su diagnóstico, tratamiento y difusión.
Las cefaleas son un motivo recurrente en las consultas de atención primaria y en las especializadas de neurología cuando no pueden manejarse con la analgesia convencional. Aunque tenga un componente genético, también influyen otros factores que tienen que ver con lo social.
“Los hábitos de vida que vamos adquiriendo, el peso de la genética que arrastramos, o por qué cada vez más valoramos tener una buena calidad de vida, así como los avances en las terapéuticas”, son otro de los motivos del aumento de casos en consultas, explica la experta en migraña del Servicio de Neurología del Hospital Universitario La Luz, la Dra. Rebeca Fernández.
Una incidencia muy alta
La potencial incapacitación de la migraña puede ser tan grande que constituye la segunda causa de discapacidad en el mundo y es la sexta patología más prevalente, según datos de la Sociedad Española de Neurología. Esta enfermedad es especialmente frecuente en mujeres jóvenes y de mediana edad “y no se limita a países o grupos de elevada capacidad económica”, señala la especialista.
En torno a un 3% de los pacientes con episodios aislados evolucionan anualmente a una cefalea crónica, una peligrosa cifra que paulatinamente engrosa el número de afectados por la migraña de manera permanente.
Esta afección tiene un fuerte impacto socioeconómico y no solo en quien lo padece, provocando impactos en la sociedad derivados del absentismo laboral, la disminución de la productividad o el uso de recursos sanitarios. Además, las cefaleas pueden provocar limitaciones en la educación o en el desarrollo profesional a causa del absentismo escolar que puede llegar a provocar. “Hay que entender que las cefaleas y, en concreto, la migraña no es una enfermedad que afecta solo a quien la padece, sino al núcleo que rodea al paciente tanto personal como laboral”, añade la doctora.
“Lo más relevante es la disminución de la calidad de vida para los que la padecen y, sobre todo, el grado de incomprensión al que son sometidos en muchas ocasiones”, sostiene la Dra. Fernández. Ante un paciente con migraña, lo importante es realizar “una buena anamnesis” para “saber las características del dolor, preguntar cuanto tiempo las padecen, si venimos de una familia con base migrañosa, cómo manejan la crisis de dolor o cuál es la valoración al mes que hacen de las mismas”, entre otros parámetros.
Medidas terapéuticas
Procurar un diagnóstico temprano es de suma importancia para manejar la migraña de manera efectiva. La especialista del Hospital Universitario La Luz indica que existen dos tipos de tratamientos, los puntuales y los preventivos. En los primeros, los de “me duele y me tomo algo”, los pacientes tratan de anticiparse al dolor. En este grupo es conocida la labor de los triptanes, pero conviene saber el mecanismo de acción de los mismos y la racionalidad en su uso.
Los preventivos se utilizan para reducir la frecuencia, la duración y la gravedad de los ataques en caso de que los analgésicos puntuales previos hayan fallado: “Disponemos de estos tratamientos preventivos sabiendo que hay que mantenerlos durante un periodo, ya que tarda en verse su efectividad al mes o mes y medio y a veces hay que mantener el tratamiento hasta un año”. En este grupo deben tenerse cuenta las nuevas líneas de tratamiento como los anticuerpos “dirigidos frente al péptido relacionado con el gen de la calcitonina”, puesto que son la primera categoría terapéutica relevante en la prevención de las migrañas.
Artículo tomado de 20minutos, lea el original aquí.