Dos estudios han relacionado el estrés crónico y la falta de sueño con el cáncer de colon, a través de cambios en la diversidad del microbioma intestinal.
El cáncer de colon es el más frecuente en la población general en España. Según datos de la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC), en 2023 se realizaron 40.203 nuevos diagnósticos de este tipo de neoplasia en nuestro país.
Se trata, no obstante, de un tumor relativamente prevenible. Por una parte, cuando se detectan a tiempo las lesiones precancerosas (lo que es muy posible si las personas se someten a programas de cribado con colonoscopias), es posible extraerlas y evitar que deriven en la enfermedad. Por otro, se sabe que está muy influido por diversos factores modificables del estilo de vida.
Interrupciones de sueño y cáncer colorrectal
Ahora, un nuevo trabajo publicado en la revista Science Advances ha querido explorar la asociación entre las alteraciones de ritmo circadiano y el cáncer de colon, y ha documentado un mecanismo por el que fenómenos como la falta de sueño pueden contribuir al riesgo de padecer este tipo de tumores.
Esta conclusión es el resultado de un experimento llevado a cabo sobre modelos animales (ratones) modificados genéticamente y criados para tener predisposición tanto a la formación de tumores de colon como de sufrir interrupciones del ciclo circadiano. Estudiando su microbioma (el conjunto de microorganismos que habitaban su intestino), hallaron que la diversidad del mismo se veía reducida en los ratones con predisposición a las interrupciones del sueño, afectando a la permeabilidad del intestino.
Los investigadores creen que esto podría contribuir a elevar los niveles de marcadores de inflamación en el intestino, lo que a su vez impactaría en la progresión del cáncer colorrectal.
Estrés y tumores
Por otro lado, recoge el portal divulgativo Medical news Today, otro grupo de científicos ha encontrado que el estrés crónico también podría aumentar el riesgo de padecer cáncer de colon por una vía similar, que involucra cambios en el microbioma y un aumento de los procesos inflamatorios.
Tal y como han presentado estos autores en la United European Gastroenterology (UEG) Week 2024, el método empleado para estudiar esta relación fue el uso de modelos de ratón genéticamente modificados. Estos fueron divididos en diferentes grupos; uno de ellos fue expuesto a estrés crónico, y se practicaron trasplantes fecales de estos a otros ratones. Este último paso aseguraba que cualquier diferencia observada con ratones sanos que hubieran recibido trasplantes fecales de otros ratones sanos estaría asociada a cambios en la microbiota de los ratones sujetos a estrés.
Efectivamente, así sucedió: los ratones que habían recibido los trasplantes fecales de sus congéneres sometidos a estrés crónico, al final del experimento, mostraban una carga tumoral significativamente mayor que los que recibieron trasplantes fecales de ratones sanos. Según teorizan estos investigadores, el estrés crónico, que se sabe que eleva la inflamación, podría dañar el microbioma produciendo cambios que, como veíamos, podrían afectar a los tejidos del intestino.
Implicaciones para la prevención
Estos hallazgos tienen varias implicaciones interesantes. Por una parte, y aunque al haberse realizado sobre modelos animales los resultados de estos estudios no son inmediatamente trasladables a los seres humanos, apuntan a la falta de sueño y al estrés crónico como posibles factores de riesgo modificables del cáncer de colon en las personas.
Por otra parte, ambos trabajos apuntan a la inflamación como una vía clave en los cambios en la microbiota que dañan los tejidos del colon, incrementando el riesgo de cáncer. Debido a ello, es posible que tanto la inflamación en sí como los cambios en el microbioma intestinal puedan constituir dianas terapéuticas preventivas y que actuar sobre ellas pueda reducir las probabilidades de padecer la enfermedad.
Finalmente, teniendo en cuenta el número creciente de personas jóvenes que reportan insomnio o encontrarse en situaciones de estrés crónico, ambos factores podrían estar contribuyendo a la tendencia ascendente de los casos de cáncer colorrectal de inicio temprano.
Artículo tomado de 20minutos, lea el original aquí.