El miedo al éxito impide que los colaboradores alcancen su máximo potencial, por ello las empresas necesitan crear una cultura que apueste por el aprendizaje y no castigar el fracaso.
Procrastinar, llegar tarde o entregar un trabajo sin calidad podrían ser señales de falta de interés; sin embargo, estos actos pueden ser reflejo del miedo al éxito, así lo señala Saskia de Winter, fundadora y directora general de Saskia de Winter Training.
El miedo al éxito puede pasar desapercibido, porque los actos son similares a la falta de interés, pero muchas veces es el miedo a triunfar lo que esta paralizando al colaborador.
“Cuando no está en juego nuestra supervivencia, el miedo puede tener un impacto devastador, ya que nos inmoviliza y nos enferma física y psicológicamente. También nos quita asertividad en la toma de decisiones. Suele ser subjetivo, estar relacionado con nuestra autoestima y se origina en nuestro sistema de creencias”, afirma.
Impacto en la organización
Este miedo se convierte en un problema para la organización, porque impide que los colaboradores alcancen su máximo potencial, lo impacta en la moral del equipo, la creatividad, la innovación y la productividad.
La afectación también es financiera, debido a que el ausentismo y la rotación aumentan los errores, la falta de innovación y se alargan los plazos en las entregas de tareas.
“Los colaboradores que sufren de miedo al éxito pueden experimentar ansiedad, irritabilidad e hipersensibilidad, incluso desarrollar comportamientos que interfieren con sus responsabilidades, como la procrastinación e inclusive resistencia”, precisa Saskia de Winter.
Asimismo, el miedo al éxito puede crear un efecto dominó en el resto de la organización, porque cuando el colaborador bajar el rendimiento aumentan las tareas del equipo y pueden caer en burnout.
¿Por qué se tiene miedo al éxito?
Saskia señala que, en algunos casos, el miedo al éxito está intrínsecamente ligado al temor al logro y tiene raíces complejas que se manifiestan en personas que evitan responsabilidades o metas.
“A menudo, quienes lo experimentan se sienten abrumados por las expectativas, la presión constante y la carga emocional que conlleva alcanzar el éxito, lo que puede llevarlos a adoptar una mentalidad de ‘esfuerzo mínimo’ para evitar lo que perciben como un futuro de mayores demandas y menos libertad”.
¿Cómo puede ayudar la organización a enfrentar este miedo al éxito?
Este miedo provoca resistencia, ansiedad e irritabilidad en los colaboradores, mientras que a nivel organizacional, decae la calidad del trabajo y predomina el estancamiento.
Por ello la especialista comparte una serie de recomendaciones para que las empresas ayuden a sus colaboradores a enfrentar este miedo.
La primera recomendación es fomentar una cultura de apoyo, pues es fundamental que los colaboradores sientan que tienen el respaldo de sus líderes y compañeros. La empresa puede empezar por establecer canales de comunicación abiertos para discutir preocupaciones y expectativas a fin de reducir la presión sobre el éxito individual.
Otra recomendación es celebrar los procesos, no solo los resultados, de esta forma, el miedo a mantener altos estándares se reduce, ya que los colaboradores entienden que lo importante es el progreso constante.
Finalmente, las empresas pueden apostar por recompensar el aprendizaje y el fracaso, para ello es necesario cambiar la percepción del error dentro de las organizaciones. “Si los empleados sienten que pueden aprender de sus errores sin consecuencias negativas, estarán menos inclinados a temer el éxito”.
Artículo tomado de El Economista, lea el original aquí.