Según la consultora J.D. Power, los vehículos de origen chino encabezan el listado de problemas reportados en México, seguidos de los modelos franceses, surcoreanos y estadounidenses.
Las automotrices chinas se han abierto paso rápidamente con propuestas tecnológicas y precios competitivos. Sin embargo, su llegada ha estado acompañada de desafíos en la percepción de calidad y en la satisfacción de sus clientes.
Durante los últimos dos años, una veintena de marcas provenientes de China han iniciado operaciones en México, impulsadas por ambiciosos planes de expansión. Este fenómeno, que ha diversificado la oferta de vehículos, también ha traído consigo un aumento de quejas, tanto en redes sociales como en talleres de posventa.
Según la consultora J.D. Power, los vehículos de origen chino encabezan la lista de problemas reportados en México, seguidos de los modelos franceses, surcoreanos, estadounidenses, españoles, alemanes, japoneses e italianos.
“Apenas están enfrentándose al conocimiento del consumidor mexicano, entonces una vez que lo conozcan tienen que adecuarse en procesos y, lo más importante, en producto, adecuarse a las condiciones del mercado nacional”, señala Gerardo Gómez, director general de J.D. Power México, en una entrevista para Expansión.
Problemas reportados en autos por país de origen en el mercado
El índice va a partir de cada 100 autos. Por ejemplo, en el caso de las marcas chinas, éstas registran 271 problemas por cada 100 autos, similar a que, por cada auto se suscitan menos de tres problemas en promedio.
Gómez destaca que, si bien todas las marcas presentan fallas, las automotrices chinas enfrentan el reto adicional de ganarse la confianza del consumidor y evitar el riesgo de construir una reputación negativa.
“Todas las marcas fallan; el punto es cómo le responden al cliente y qué alternativas le dan para solucionar cualquier situación que se presente”, menciona Gómez. Agrega que, para las automotrices chinas, “no solo es llegar y vender, necesitas un programa de atención y servicio al cliente para atención de quejas, por ejemplo, tener una persona que esté llevando ese proceso y esas métricas”.
Las fallas más comunes
El Estudio de Calidad y Confiabilidad del Vehículo de J.D. Power arroja luz sobre algunos problemas comunes reportados por los usuarios. Los más frecuentes incluyen la falta de puertos USB, cristales que se empañan con frecuencia o no se desempañan rápidamente, lentes de cámaras que se ensucian fácilmente, problemas de conectividad en el bluetooth y aires acondicionados que no enfrían adecuadamente.
En particular, los vehículos de origen chino tienden a reportar más problemas con los cristales que se empañan y con el sistema de bluetooth, elementos que requieren una adaptación más precisa a las necesidades de los consumidores mexicanos.
“Los vehículos chinos tienen mucha tecnología. Traen pantallas más grandes que tal vez no están todavía personalizadas al mercado mexicano, pero infoentretenimiento es un problema para toda la industria, no solo para las marcas chinas”, destaca Gómez. “Si ellos traen más equipamiento, pueden tener mayor propensión [a problemas]. Un punto clave no es desequiparlos, sino asegurarse de que al entregarlos funcionen bien y cubran las expectativas del cliente”.
Otra área que ha generado comentarios es la adaptación del tren motriz a las condiciones del país. Aunque las marcas chinas han intentado solucionar estos detalles con software, el desafío radica en adaptar los vehículos desde la fabricación para que respondan a las exigencias de los caminos y las condiciones de manejo en México.
«Deben adecuarse a las condiciones del mercado nacional, en cuanto a condiciones del camino, de potencia de manejo… No pueden esperar más para solucionar ello”, enfatiza Gómez.
Artículo tomado de Expansión, lea el original aquí.