Docta Magazine

¿Cómo detectar una miel auténtica en el mercado mexicano?

OLYMPUS DIGITAL CAMERA

La miel mexicana es reconocida mundialmente, pero en el mercado nacional abundan productos adulterados que dañan al consumidor y al campo, en el marco del Día Mundial de las Abejas, te enseñamos a identificarlas.

Una cucharada de miel debería ser un acto de confianza: aroma floral, dulzor complejo, beneficios para la salud y una historia que comienza en las alas de una abeja y termina en nuestras mesas. Pero en México, esa cadena se ha roto. La miel que muchos compramos no es miel. Es jarabe, es agua con azúcar, es imitación. Y la mayoría ni siquiera lo sabe.

La adulteración de la miel es uno de los fraudes alimentarios más silenciosos y normalizados en el país. En los anaqueles de supermercados y mercados populares abundan productos que se anuncian como “100% natural” o “pura de abeja”, pero que han sido rebajados o directamente fabricados con jarabes de maíz, glucosa, almidón y otros aditivos que no solo engañan al consumidor, sino que desplazan a la miel verdadera y dañan a quienes sí la producen con ética.

El problema se ve en el precio. Producir un kilo de miel auténtica cuesta entre 100 pesos y 200 pesos, dependiendo de la región y la floración. Por eso, un frasco real se vende entre 150 y 300 pesos. Si la encuentras a menos de 70 pesos, es casi seguro que estás comprando un sustituto barato, sin propiedades, sin origen y sin respeto por el trabajo apícola.

México es una potencia melífera. En 2023, se produjeron 58 mil 33 toneladas de miel, lo que nos colocó como el séptimo productor mundial, según datos de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (SADER). Yucatán lidera con 9,451 toneladas anuales, pero es Jalisco quien genera mayor valor de producción, con casi $300 millones de pesos.

Esta miel se exporta a destinos exigentes como Estados Unidos, Alemania, Reino Unido, Japón y Suiza. Sin embargo, en casa, los consumidores nacionales no siempre tienen acceso —ni conciencia— para distinguir lo auténtico. Y eso permite que las imitaciones se sigan vendiendo impunemente.

Detectar una miel falsa no requiere un laboratorio. Basta observar su comportamiento: la miel verdadera cristaliza con el tiempo, tiene una textura densa y un sabor irregular que cambia según la floración. No es empalagosa ni líquida de forma permanente. Si la disuelves en agua, debe irse al fondo. Si genera espuma al mezclarla con vinagre o cambia de color con yodo, hay adulterantes. Si huele a poco, sabe a mucho y cuesta muy poco, no es miel.

Además, México tiene una riqueza apícola inmensa. Las cinco regiones melíferas del país —la Península de Yucatán, el Altiplano, el Golfo, la Costa del Pacífico y el Norte— ofrecen mieles con perfiles únicos: del tajonal en Yucatán al mezquite del norte, de la flor de naranjo veracruzana a las multifloras del Pacífico. Cada frasco de miel verdadera es también una cápsula geográfica, cultural y ambiental.

El gobierno ha reconocido su valor. A través del programa Producción para el Bienestar, más de 27 mil apicultores han sido apoyados en 2024, con una inversión de casi 200 millones de pesos para fomentar prácticas agroecológicas, mejor sanidad, alimentación complementaria y manejo responsable de colmenas.

Pero todo ese esfuerzo puede ser insuficiente si, al final, el consumidor elige por precio y no por origen. Comer miel falsa no solo es un problema de sabor: es una renuncia a la biodiversidad, al campo, a la transparencia alimentaria. Es mirar hacia otro lado mientras se extingue un oficio milenario.

Este Día Mundial de las Abejas, más allá de los homenajes, toca abrir bien los ojos, leer etiquetas, desconfiar del precio bajo y comprar directo a apicultores o productores con trazabilidad. Porque la miel no solo debe saber dulce. Debe ser verdadera.

Artículo tomado de El Economista, lea el original aquí.

Dejar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.