Habilidades como el pensamiento crítico permiten a los jóvenes enfrentarse y diferenciarse en un mundo laboral competido, pero también ayuda a que superen las desigualdades con movilidad social e impulsar la productividad.
El mundo laboral está acelerando el uso de la tecnología, en especial de la inteligencia artificial, para hacer más con menos, bajo esas circunstancias, será necesario que los profesionales desarrollen más esas habilidades que los robots nunca podrán tener, como el pensamiento analítico.
Más aún, éste deberá ser integrado de alguna manera al sistema de enseñanza que está basado en métodos convencionales como el aprendizaje por repetición, dando poco espacio para el pensamiento analítico.
¿Qué es el pensamiento analítico? Es un proceso razonable y reflexivo respecto a un problema; de esta forma, su enfoque persigue decidir qué hacer o en qué creer, estableciendo una relación entre dicho problema y el mundo general.
Una de las características de este pensamiento es que divide el problema en partes pequeñas que luego de ser identificadas se categorizan y analizan de forma separada, para obtener respuesta o generar una solución trasladable y aplicable al todo.
Quienes adoptan el concepto, utilizan la información para desarrollar aptitudes que les permitan entender y resolver problemas, habilidad de gran provecho en el escenario profesional, social e intelectual.
Habilidades que demanda el mercado laboral
El Banco Interamericano de Desarrollo (BID) refiere que la acumulación de habilidades es esencial para superar las desigualdades estructurales, mejorar la movilidad social e impulsar el crecimiento de la productividad. Sin embargo, los sistemas educativos de América Latina y el Caribe enfrentan grandes retos.
Uno de ello, dice, es la poca conexión con lo que demanda el mercado de trabajo, ya que la mayoría de los estudiantes no desarrollan las habilidades cognitivas y socioemocionales básicas para tener éxito en la vida, incluso cuando egresan de secundaria, se lee en el estudio “El Estado de la educación en América Latina y el Caribe 2023”.
Agrega que la calidad educativa, en esencia, significa que un joven, en su trayecto por el sistema educativo, adquirió las competencias que necesitará después para poder desempeñarse con éxito en el mercado laboral.
“Sin embargo, ese es un desafío para los sistemas educativos de América Latina y el Caribe, ya que, como se ha visto, los estudiantes no están alcanzando las competencias esperadas, lo cual se traduce en que las empresas de la región consideren que la preparación de las personas no cubre sus necesidades reales”, advierte.
Por ejemplo, ManpowerGroup indica que el 74% de los empleadores a nivel global reporta dificultades para cubrir puestos vacantes debido a la falta de talento calificado.
La inadecuada educación de la fuerza laboral, el reto
La Evaluación Internacional de las Competencias de los Adultos (PIAAC) es una prueba con tres dimensiones: comprensión lectora, capacidad de cálculo y capacidad para resolver problemas en contextos informatizados; evaluó a adultos de 16 a 65 años, y sólo 10% obtuvo una puntuación de nivel 4 o superior.
Según el estudio, subir uno (de cinco) niveles de competencia de PIAAC en habilidades numéricas está asociado con un aumento promedio en los salarios por hora de alrededor del 20% y un aumento en la probabilidad de estar empleado de aproximadamente un 8 por ciento.
Y es que de acuerdo con el Banco Mundial, el 28.6% de las empresas encuestadas en América Latina y el Caribe considera que la inadecuada educación de la fuerza laboral es una restricción importante.
Graciela Rojas, presidenta y fundadora de Movimiento STEM, refiere que es necesario que se desarrollen competencias como el pensamiento crítico, resolución de problemas, creatividad, comunicación, colaboración, alfabetización de datos, alfabetización digital y ciencias computacionales desde edades tempranas.
Por su parte, Fernanda Domínguez, coordinadora de Educación del Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO), indica que es necesario impulsar el pensamiento creativo en México, porque genera más emprendedores, más resolución de problemas, de conflictos sociales, y hace ver el mundo de una manera muy diferente.
Por lo tanto, algunas maneras de fomentar el pensamiento crítico son promover las preguntas y las discusiones; estudiar problemas y casos reales; un aprendizaje activo.
El objetivo es que el aula se transforme no sólo en un espacio para absorber información, sino también que aprendan a cuestionarla, evaluarla y a usarla para resolver problemas de manera efectiva.
Artículo tomado de El Economista, lea el original aquí.