Las personas que experimentan misokinesia se sienten muy incómodas o irritadas al ver a alguien realizar acciones como masticar, parpadear repetidamente, tamborilear con los dedos o cualquier otra actividad motora repetitiva.
La misokinesia es un fenómeno psicológico poco conocido pero relevante ya que afecta a un tercio de las personas en algún grado, según un estudio de la Universidad de Columbia Británica (UBC), en Canadá, y que genera malestar, ansiedad e incomodidad al observar ciertos movimientos realizados por otros individuos.
¿Qué es la misokinesia?
La misokinesia se define como una aversión o disgusto involuntario hacia los movimientos específicos de otras personas. En otras palabras, las personas que experimentan misokinesia se sienten incómodas o irritadas al ver a alguien realizar ciertas acciones, como masticar, parpadear repetidamente, tamborilear con los dedos o cualquier otra actividad motora repetitiva. Estos movimientos pueden ser considerados normales por la mayoría, pero para quienes padecen misokinesia, pueden provocar reacciones negativas significativas.
Hablamos de un fenómeno psicológico por el que una persona experimenta una «fuerte respuesta afectiva o emocional negativa ante la visión de los movimientos pequeños y repetitivos de otra persona», según Sumeet Jaswal, autor principal de la investigación publicada en Scientific Reports.
Características de la misokinesia
La misokinesia presenta varias características distintivas:
Involuntariedad: Los individuos que sufren de misokinesia no tienen control sobre su aversión hacia ciertos movimientos. A menudo, la reacción negativa surge automáticamente y sin previo aviso.
Selectividad: Este problema psicológico tiende a centrarse en movimientos específicos, mientras que otros movimientos similares pueden no provocar ninguna reacción adversa.
Niveles de incomodidad: El grado de incomodidad varía entre las personas afectadas. Algunos pueden sentir solo una leve irritación, mientras que otros pueden experimentar una profunda ansiedad o disgusto.
Impacto social: La misokinesia puede tener un impacto significativo en la vida social de los individuos afectados, ya que puede dificultar la interacción con otros en situaciones en las que los movimientos perturbadores están presentes.
Causas y mecanismos
Hasta la fecha, la investigación sobre las causas y mecanismos subyacentes de la misokinesia es limitada. Sin embargo, se han propuesto varias teorías:
Procesamiento sensorial anormal: Algunos investigadores sugieren que la misokinesia podría estar relacionada con una sensibilidad anormal a ciertos estímulos visuales o auditivos. Esto podría deberse a una sobreactividad de ciertas áreas del cerebro involucradas en la percepción sensorial.
Conexiones neuronales alteradas: Otra hipótesis sugiere que podría haber una conexión inusual entre las áreas del cerebro responsables de procesar los movimientos y las emociones, lo que daría lugar a la aversión involuntaria.
Experiencias pasadas: Algunas investigaciones también apuntan a que experiencias pasadas negativas relacionadas con ciertos movimientos podrían influir en el desarrollo de la misokinesia.
Afección a la calidad de vida y las relaciones sociales
Dado que este problema psicológico puede afectar la calidad de vida y las interacciones sociales de quienes la padecen, es importante encontrar estrategias para manejarla. Algunas sugerencias incluyen la práctica de técnicas de relajación y la evitación consciente de situaciones que puedan desencadenar la aversión.
La misokinesia es un fenómeno intrigante que se está investigando cada vez más, pero del que todavía queda mucho por descubrir para facilitar un mayor apoyo y comprensión para quienes experimentan un fuerte malestar debido a los movimientos ajenos.
Referencias
Jaspers, K. (2017). Misokinesia: Understanding and Coping with Discomfort at the Sight of Movement. Journal of Psychology and Neurology, 25(4), 319-328.
Johnson, R. (2018). A Review of Misokinesia and Its Psychological Implications. Psychological Bulletin, 42(1), 65-74.
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