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El grave peligro que supone comer carne cruda

Imagen de Michael Matera en Pixabay

La carne cruda, si no ha sido tratada adecuadamente, puede contener bacterias causantes de graves intoxicaciones alimentarias. 

Aunque la carne es un alimento que, por su alto contenido en proteínas, puede resultar saludable y nutritivo (siempre con la moderación apropiada), su consumo puede conllevar una serie de riesgos importantes para la salud, especialmente cuando es en crudo o sin cocinar de manera apropiada.

Diferentes bacterias que pueden causar enfermedades

Y es que la carne de mamíferos y aves, como apuntan los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de los estados Unidos (CDC) son muy susceptibles de contener una serie de microbios patógenos que pueden provocar graves intoxicaciones en los seres humanos.

Específicamente, las carnes de mamífero a menudo contienen bacterias como las de los géneros Salmonella Yersinia o la ubicua (aunque no por ello menos peligrosa) Escherichia coli. 

Por su parte, la carne cruda de las aves como el pollo o el pavo pueden albergar microbios como Salmonella, Campylobacter Clostridium perfringens. 

Todas estas especies bacterianas pueden provocar intoxicaciones de gravedad variable, con complicaciones que van desde síntomas gastrointestinales como diarrea o vómitos y fiebre elevada a problemas potencialmente letales como el shock séptico.

Cabe señalar que aquellos alimentos cárnicos que se comercializan para su consumo en crudo, como el carpaccio o las carnes curadas, en principio cumplen con los controles de seguridad pertinentes y han sido tratadas por métodos como congelación o curado de manera que sean seguras para su uso de esta manera. En estos casos, simplemente deberían tomar precauciones adicionales personas con determinados perfiles de riesgo, como aquellas que estén embarazadas.

Cómo minimizar el riesgo de intoxicación

Para evitar este tipo de riesgos, la mejor medida es cocinar la carne a una temperatura adecuada durante un tiempo determinado. Por ejemplo, las carnes rojas deberían cocinarse hasta que alcancen entre 145 y 165 grados durante al menos tres minutos.

Las carnes de ave, por su lado, deberían alcanzar una temperatura interna mínima de 165 grados durante un tiempo similar.

Otras precauciones recomendadas son el uso de utensilios de cocina diferentes para las carnes y para los ingredientes que no vayamos a cocinar; lavar con jabón los utensilios de cocina; evitar el uso de herramientas de madera en favor de las de materiales no porosos como el plástico o el metal; o refrigerar las carnes que no nos vayamos a comer en las dos horas después de haberlas cocinado.

Referencias

CDC. Alimentos asociados a enfermedades. Consultado online en https://www.cdc.gov/foodsafety/es/foods-linked-illness-es.html#CarnesYAves el 23 de agosto de 2023.

Artículo tomado de 20minutos, lea el original aquí.

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Categorizado como Salud

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