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La tendencia a comer muchos dulces aumenta el riesgo de depresión y diabetes, según un estudio

Una nueva investigación ha concluido que las personas con preferencia por alimentos azucarados, en comparación con los más omnívoros, tienen más probabilidades de sufrir ciertas enfermedades.

Hace tiempo que muchos estudios vienen advirtiendo de los riesgos de comer demasiados alimentos ultraprocesados, comidas ricas en elementos poco saludables como azúcares o grasas saturadas que por desgracia son cada vez más ubicuos en países occidentales desarrollados.

No todas las personas tienen la misma tendencia al consumo de esta clase de alimentos, y precisamente estas preferencias resultan muy interesantes por lo que revelan acerca de los efectos que los ultraprocesados tienen en nuestro organismo. Por ahora sabemos exactamente qué mecanismos operan tras esta diferencia (hay evidencias incluso que los han comparado con los procesos de adicción desencadenados por ciertas drogas), pero lo que sí que está claro, como explica un estudio recientemente publicado en el medio especializado Journal of Translational Medicine es que la debilidad por alimentos como los dulces puede incidir negativamente en nuestra salud.

La importancia de las preferencias

El trabajo, llevado a cabo por un equipo de la Universidad de Surrey en Guilford, Reino Unido, analizó datos de nada menos que 181.738 participantes en la base de datos UK Biobank. Los autores emplearon herramientas de inteligencia artificial para dividirlos en tres grupos, en base a sus preferencias alimentarias: los que cuidan su salud, los omnívoros y los golosos.

Los primeros muestran una fuerte preferencia por frutas y verduras sobre las comidas dulces y las de origen animal; los segundos, en cambio, comían en cantidades equivalentes de todos los grupos. Los golosos, finalmente, favorecían claramente los alimentos dulces y bebidas azucaradas, y en cambio dejaban más de lado las frutas y verduras.

Adicionalmente, los científicos también realizaron otro análisis de un grupo más pequeño de participantes con datos sobre su metabolómica (el estudio de los productos metabólicos del cuerpo) y su proteómica (estudio de las proteínas), con el fin de evaluar posibles variaciones entre los grupos en 2.923 proteínas y 168 metabolitos.

La recompensa de cuidar nuestra salud

Junto a esto, calcularon el riesgo relativo de varias enfermedades crónicas y trastornos psicológicos de cada grupo, ajustando variables como la edad, el sexo biológico, el hábito tabáquico, el nivel educativo, el nivel de actividad física, la ingesta de nutrientes, la composición corporal y varios marcadores del estado de salud en general.

En consistencia con lo que otras evidencias previas habían documentado, el grupo de las personas que cuidaban más su salud era predominantemente femenino (un 71%). En esta categoría estaban quienes tenían una ingesta de fibra más elevada, las menores tasas de tabaquismo y los niveles más altos de actividad física.

Los beneficios para la salud eran evidentes en esta demografía, que arrojó un riesgo un 14% inferior de padecer fallo cardíaco y un 31% menos de probabilidades de sufrir enfermedad renal crónica, respecto a los otros dos grupos. También mostraron niveles más altos de marcadores inflamatorios como la proteína C-reactiva, comúnmente elevada en condiciones como la enfermedad cardiovascular. También tenían el mejor control de azúcar en sangre y el mejor perfil de lípidos en sangre.

Mayor riesgo para los más golosos

En el polo opuesto se encontraban los que tenían mayor preferencia por los dulces, que consumían hasta 14 gramos más de azúcares añadidos al día. Estas personas tenían un 27% más de riesgo de sufrir depresión, un 15% más de posibilidad de padecer diabetes, y un riesgo un 22% superior de sufrir ictus que los otros dos grupos.

También mostraron peores marcadores de inflamación, un peor nivel de azúcar en sangre y peor perfil de lípidos (triglicéridos y colesterol) en sangre que el resto de participantes.

Este estudio, hay que aclarar, por su naturaleza no ofrece información sobre posibles asociaciones causales entre los fenómenos estudiados. Sin embargo, sí que sirve para subrayar, una vez más, el modo en el que las preferencias dietéticas puede impactar en nuestra salud en el largo plazo. Evidencias como estas hacen evidente la necesidad de ejercer un cierto autocontrol sobre lo que comemos; cuidar nuestra alimentación tiene una recompensa clara.

Artículo tomado de 20minutos, lea el original aquí.

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Categorizado como Salud

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